La ocasión merecía sacar fuerzas de flaqueza para una larga noche de celebración, reconoce la ourensana del Poio Pescamar, Iria Saeta Álvarez (1991). La flamante campeona de la Copa Galicia de fútbol sala recibe con "alegría tremenda" su primer título, el que tantas veces se le negó con el Cidade das Burgas, el equipo de su vida. "Ya llevaba cuatro o cinco finales y, después de haberlas perdido todas, ya tocaba. Ya era hora", confiesa.

Marcó el primer gol, que suele ser el más difícil, aunque todo quedó eclipsado por el tanto salvador de su compañera Jenny. "Los goles valen todos lo mismo y marcar siempre es importante, pero tuvimos la suerte de marcar al final porque si nos vamos a la prórroga, con todo el cansancio acumulado, no sé qué podría pasar. Fue una alegría tremenda marcar así", asegura Iria Saeta. La reacción del Burela le hizo temer lo peor. "Estábamos defendiendo con una rotación sola y acabamos muy cansadas -recuerda-. Yo jugué toda la segunda parte, no descansé ni un minuto, y pasaron muchas cosas. Te pones 4-1 a siete minutos del final, lo ves sentenciado, pero al mismo a tiempo te preocupas, porque ellas el juego de cinco lo hacen espectacular. En eso son el mejor equipo de la liga. Se ponen 4-3, sufriendo mucho y te marcan el empate a 21 segundos. Personalmente se me vino el mundo encima. Lo veía perdido, porque no podía más. En la prórroga nos hubieran ganado, pero anotamos al final". La celebración fue "una locura". El Poio era el vigente campeón y repetía, pero un título siempre se celebra. Iria lo hizo por todo lo alto: "Se celebró a tope, con muchas ganas. Uno de los patrocinadores invitó a cenar al equipo y lo celebramos como se merecía".

La ourensana mostró su agradecimiento al apoyo de la afición del Poio. "Aquí el fútbol sala se vive un montón, ya no solo en una final si no en una cita grande de la liga, la gente responde súper bien. Se vive de forma diferente a otros sitios, desde niños de cinco años a gente mayor. Todo el mundo está muy metido en el equipo y cuando tienes a 200 en la grada que tiran por ti, es más fácil", apunta Iria.

La fase final de Marín también tuvo su reverso amargo, con el cruce en semifinal contra su exequipo: "Es un secreto a voces que el Cidade es parte de mí. Jugar contra ellas personalmente es algo que no me gusta. Prefería cualquier otro rival, pero ya es la tercera vez esta temporada y te tienes que ir acostumbrando. Me debo al Poio y jugar contra el Cidade es especial, pero se intenta llevar de la mejor manera posible", asegura.

A Iria no le cabe duda que las verdiblancas seguirán peleando cada balón aunque la tabla dicte un descenso casi irreversible. "Es una pena, pero mientras haya opciones tendrán que seguir peleando porque es su deber y seguro que lo harán, aunque sea muy complicado". En cuanto a los objetivos del Poio, muy alejado de la lucha por el título, la ourensana reconoce que la Copa de España está entre ceja y ceja. "A ver si podemos acabar sextas o quintas, sería genial, y después está el reto de la Copa, que se dice que va a ser en Ourense y ahí hay que darlo todo. Intentar que sea una fiesta del fútbol sala y tratar de arañar algo". Las copas serán un bálsamo para una liga por debajo de las expectativas, asume: "Esperábamos estar más arriba, por eso la Copa tranquiliza un poco la situación. Ganas un título y maquilla un poco que no lo hicimos tan bien como deberíamos, pero lucharemos hasta el final y en ese fin de semana de la Copa lo daremos todo".