"Para mí, este equipo es Club Deportivo Ourense". Así se pronuncia José Luis Sobrino, el central de los dos últimos ascensos a Segunda División, el 4 de junio de 1994 en Jaén y el 29 de junio de 1996 en Granada, mientras desgrana los recuerdos revividos con motivo de la visita de la Unión Deportiva Ourense al campo de O Espiñedo, su otro hogar. "Da gusto ver a gente conocida, a los compañeros de toda la vida", confiesa Sobrino a pie de campo del Francelos-Amoeiro. La afición al fútbol no tiene cura.

Su padre, Juan Sobrino, fue portero del Carballiño, su hermano César jugó en el Lemos y su hijo Daniel también fue futbolista mientras se lo permitió la vida laboral. Sobrino despuntó en el Veracruz, después pasó al primer equipo del Arenteiro, donde estuvo 14 años, para marcharse posteriormente al Bergantiños. Tres años después firmaría por Club Deportivo Ourense, en el que militó siete años. Era la inolvidable década de los 90.

Su etapa de corto se cerró en el Ponte y de nuevo en el Arenteiro. En diciembre de 2010 fue homenajeado en el campo de San Bartolomé por el CD Ourense, que le metió 17 goles a un Leiro que jugaba en la misma categoría, la última, en la que cuatro años después se ha reencontrado con algunos de los que compartieron aquella etapa feliz en O Couto.

No quiere olvidarse de nadie de los que estuvieron con él en el vestuario mientras repasa nombres y tampoco se salta al doctor Cabaleiro, a aficionados que ahora son directivos o a Jorge el cuidador del campo. "A Gamallo hacía mil años que no lo veía. Algunos nos veíamos más, pero era raro que fuera en un campo de fútbol", explica Sobrino. A los que jugaron les vio bien: "Van sobrados. Alguno como Xurxo o Almeida está para jugar en Primera Regional", apunta convencido. Dedica una mención especial a Adolfo y Santi, a los que llevaba en coche a Ourense cuando coincidieron.

Sobrino ya quería haber ido al partido de Ribadavia, pero por circunstancias le tocó esperar hasta la visita al Arcos. Promete repetir. "Pienso ir a Ourense a verlos y el año que viene habrá muchos partidos por mi zona". El sábado se pudo poner al día de los planes que tiene la Asociación de Exjugadores de CD Ourense, a la que pertenece, para el nuevo proyecto. Sobrino tiene su particular lucha con los jóvenes. Considera incomprensible la falta de compromiso, la alergia al sacrificio. "Dejé de entrenar porque el fútbol así no me vale. Yo exijo. Alguno me decía, pareces un profesional, cuando le pedía cosas, pero yo no puedo entrenar a un equipo en el que te van 11 y que hacen lo que quieren". Y utiliza el partido del sábado para ejemplarizar: "¿Cuál es la diferencia de un equipo que tenía a jugadores de 20 años con otro con varios de 40? Que en uno van cuatro a entrenar y en otro van los 20. Cómo la tocan decían los chavales. La diferencia era esa".

Como la UD Ourense necesitará un relevo a corto y medio plazo, Sobrino se atreve con un consejo para las nuevas generaciones: "Si fuera un chaval de 20 años estaría pensando ya a ver si me llevan a ese equipo porque dentro de tres o cuatro años estaré en Preferente o en Tercera, en la mejor edad de un futbolista, porque este equipo va a ir para arriba si se cubren bien las plazas de los que lo dejen. Es lo que piensan hacer y es lo que hay que hacer". Como habitual de los campos de la provincia, el exdefensa del Ourense advierte que las victorias costarán más en el siguiente escalón: "No se ganarán todos los partidos porque habrá buenos equipos y no será fácil llegar a Preferente, pero a medida que el equipo vaya subiendo habrá más jugadores que quieran jugar en el Couto, que no es lo mismo que hacerlo en otro campo".