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Manu Pérez, ayer en el pabellón de O Gatañal antes del entrenamiento con el primer equipo. | /SANTOS ÁLVAREZ

Balonmano - Asobal

El futuro que viene para el Cangas

Manu Pérez, de solo 16 años, se suma a la lista de canteranos en debutar en Asobal - Los técnicos destacan sus cualidades y le auguran “una proyección espectacular”

El sábado antes de lanzar un siete metros ante Pérez de Vargas. | /G.N

Primero fue el fútbol, pero por una casualidad del destino el balonmano se cruzó en su camino y al final Manu Pérez dejó de darle patadas al balón para intentar marcar los goles valiéndose de las manos. El joven moañés –vive en Tirán– es el último representante de la prolífica cantera del Balonmán Cangas en debutar en Asobal. El suyo además no fue estreno cualquiera. En el minuto 33 de encuentro los colegiados señalan el primer penalti favorable al Frigoríficos del Morrazo en todo el partido y Nacho Moyano se vuelve hacia el banquillo para decirle al chico que él sería el encargado de lanzar desde los siete metros. Delante, nada menos que Gonzalo Pérez de Vargas, el portero de la selección española junto al cangués Rodrigo Corrales. “Estaba muy nervioso, pero aún así tiré de primeras. No tenía muy estudiado a Pérez de Vargas aunque había visto que de primeras suele quedarse y tirarse en el segundo amago”, contaba ayer. La intuición no le falló y su primer balón en Asobal acabó en el fondo de la portería del Barça.

Manu Pérez realizó la pretemporada con el Frigoríficos del Morrazo y el entrenador de los cangueses, que se caracteriza por su buen ojo y trabajo con los jóvenes, vio que había algo en él. Durante todos estos meses Pérez no dejó de trabajar, doblando sesiones de entrenamiento casi todos los días: con el equipo de Asobal y con el Luceros o bien con el Luceros y los juveniles. Moyano le avisó durante la semana del partido contra el Barcelona de que iba a estar en la convocatoria. “Los compañeros ya llevaban algún tiempo lanzándome indirectas de que pronto iba a debutar en Asobal, aunque sin decirme más. Cuatro días antes del encuentro del sábado Nacho Moyano me dijo que iba estar en la convocatoria. No me dijo nada de jugar. Yo pensé que a lo mejor podría tirar un penati y quizás jugar dos o tres minutos al final. No imaginé que fuese a tener casi un cuarto de hora”, asegura con humildad.

Las oportunidades hay que cazarlas al vuelo y cuando Nacho Moyano le dijo que el sábado estaría en la lista de convocados lo tuvo muy claro. “Es una oportunidad muy buena para seguir trabajando y que el entrenador confíe en mí”, dice. Reconoce que salió con “nervios”, pero sin miedo ni presión. “Nacho me dijo que estuviese tranquilo y que no tuviese miedo, que si tenía algún fallo no tenía importancia, que era normal. Eso da mucha confianza y aunque empecé nervioso luego me fui tranquilizando”, cuenta.

El joven se mueve por toda la primera línea y parece manejarse especialmente bien en la posición de central, en la que jugó el sábado. “Tiene una técnica individual fantástica, entra con una fuerza y potencia que no te imaginas. Es un buen fintador, pero también tiene lanzamiento. Y sobre todo lee muy bien el juego”, destaca su entrenador en el Automanía Luceros, Mingos da Cunha. “Comete los errores típicos de su edad, pero muchos menos de los que cabría esperar. Tiene una proyección espectacular y potencial para jugar en Asobal”, añade. Y para zanjar afirma que es “el típico jugador que si está en otro equipo irías a intentar buscarlo”.

A pesar de todas estas cualidades al principio lo que le llamaba era el fútbol. El balonmano apareció sin siquiera imaginárselo. “Mi hermana era la que jugaba en el Cangas, en un equipo mixto. Iban a jugar un torneo a Pontevedra y les faltaba un jugador, así que su entrenador me dijo que fuese yo”, cuenta. La experiencia le enganchó porque a continuación se anotó en las escuelas de verano del club y luego se integró en el equipo alevín. “El primer año combiné fútbol y balonmano. Al final de esa temporada ya me convocaron para la selección de Pontevedra y después decidí centrarme en el balonmano”, explica.

Manu Pérez no oculta que su ilusión es poder jugar en Asobal y confía en que el trabajo le haga merecedor de más oportunidades. Está especialmente agradecido por la confianza que depositó en él Nacho Moyano, que después del encuentro aseguró que el chico se había ganado el premio de debutar ante el Barcelona por su trabajo. “Esto no fue un regalo”, afirmaba.

“Estoy muy contento y esto te anima a seguir esforzándote. Es una prueba de que el trabajo tiene recompensa”, argumenta. A pesar de su ilusión por triunfar en el mundo del balonmano y a los buenos augurios que le dedican sus técnicos el joven es humilde, mantiene los pies en el suelo y no descuida en absoluto los estudios. Actualmente está matriculado en primero de Bachillerato, en la rama de ciencias y tecnología, y se caracteriza por ser tan buen estudiante como jugador en la pista.

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