“Me parece tan fácil de corregir como difícil de ejecutarlo”. En esta aparente paradoja encierra el técnico del Frigoríficos del Morrazo, Nacho Moyano, la clave para obtener la mejor versión de un equipo cangués que se está comportando como un Doctor Jekyll y Mister Hyde del ámbito deportivo. “No tenemos que hacer nada diferente a lo que hayamos hecho, como por ejemplo en los partidos ante Logroño o Nava”, subraya, y se muestra optimista de cara al futuro si los suyos recuperan el nivel. “Así sacaremos muchos puntos, no solo en la Liga, sino ya en esta primera vuelta, en el que aunque nos queda medirnos a Ademar y Barcelona, también jugamos frente a Guadalajara, Benidorm y Puerto Sagunto”, señala. El resumen para el entrenador madrileño es que “nosotros somos nuestro peor rival”.
El mensaje de optimismo no supone, ni mucho menos, que Moyano renuncie a la autocrítica tras la derrota frente al Liberbank Sinfín. “No soy capaz de explicar lo que nos ha sucedido, cómo podemos dar una imagen que no tiene nada que ver con la de Nava o Logroño. Tan solo hubo un rayo de esperanza en diez minutos de la segunda parte, pero luego nos diluimos como un azucarillo”, relata decepcionado.
Y es que el plan de partido que se había trabajado no tuvo nada que ver con la puesta en escena en O Gatañal. Ante una escuadra que hacía poco que había salido de un confinamiento y que llegaba con una plantilla muy corta de efectivos, el ritmo de los locales fue cansino durante la mayor parte del tiempo. “Sabíamos que había que intentar correr. Lon nos podía hacer daño en el ataque posicional, pero en el repliegue tiene problemas y había que aprovecharlo”, apunta, antes de añadir que “en los primeros 15 minutos no lo hicimos ni una sola vez. Tan solo en el arranque de la segunda parte jugamos conforme al plan previo de partido”.
Moyano se lamenta de no haber explotado la buena dinámica en la que llegaba el Frigoríficos “porque salimos al 20 por ciento del otro día. Mi disgusto es porque somos nosotros los que perdemos el encuentro y las sensaciones son parecidas a las que vivimos contra el Cisne”. Recuerda que los errores de concentración “fueron tremendos, de no estar metido en el partido” y se muestra satisfecho solamente con el nivel general de la defensa. “Posicionalmente estuvimos bien, tanto con el 6.0 como con el 5.1, solo que el problema nos vino con las transiciones”, manifiesta.
Mención aparte merece la gestión de las superioridades e inferioridades, algo que desespera al preparador madrileño. por la incapacidad de los suyos para poder obtener algún rédito. “En las inferioridades el parcial global que recibimos es de 1-5”, señala. En cambio, y a pesar de haber tenido a un hombre más en pista dos minutos más que el Sinfín (tres exclusiones para el Cangas y tres exclusiones y una roja para los visitantes) el balance anotador de los locales fue de tres goles, dos de ellos al transformar el penalti que originó la sanción. “En juego solo anotamos un gol. Al final las superioridades es cuestión de confianza, de mover el balón, de ejecutar bien. Y las nuestras acabaron en pérdidas”, sentencia.
