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taekwondo

El tatami de la nueva normalidad

Patiño y Hebe retoman los entrenamientos entre un estricto protocolo de seguridad y sin contacto interpersonal

Aarón Menduiña y Miguel Gutiérrez, del Club Sares TKD. // FdV

El mes de junio ha marcado el regreso de los dobok, la vestimenta tradicional del taekwondo, a gimnasios y pabellones de Moaña. Club Patiño y Club Hebe han reanudado su actividad tras el obligado parón por el coronavirus y el Sares TKD Cangas ultima los preparativos para hacerlo mañana. Todo bajo un estricto protocolo de higiene y seguridad que ha obligado a sus responsables a aguzar el ingenio en estos tiempos difíciles.

"La gente está respondiendo bastante bien, aunque ya asumimos que vamos a tener un verano de cuatro meses en lugar de tres", afirma Noelia Pérez, del Hebe, en referencia al habitual bajón de asistencia en la temporada estival. Ella reabrió el pasado 8 de junio tras acondicionar los espacios en su gimnasio y en el pabellón del colegio de Quintela. Desde entonces casi un centenar de deportistas han retomado los entrenamientos, de los casi 250 de antes. Las mayores precauciones las adoptó con los más pequeños, aunque la respuesta de ellos ha sido digna de ejemplo. "De la clase de 3 años empecé con solo 4 y poco a poco fui aumentando hasta los 14 del aforo completo", afirma. Eso sí, hubo un trabajo previo de información y concienciación. "Enviamos un vídeo de protocolo a todos, explicando cómo había que funcionar a partir de ahora y no hay ninguna queja de los niños. Pensé que lo iban a llevar mal pero lo llevan incluso mejor que los mayores", añade Pérez.

Un poco antes, el 1 de junio, arrancó el Club Patiño, aprovechando las instalaciones del IES A Paralaia. "Tenemos 300 metros de tatami, trabajamos las distancias y aquello está superventilado", apunta Miguel Patiño, que ha vuelto con entre 85 y 90 deportistas de los 160 federados que tenía antes de que se decretase el estado de alarma. "La clase de adultos y los federados han vuelto casi al completo", asegura. No así la de los niños de entre 3 y 6 años, que permanece cerrada, y en la que había 50 alumnos. "Creo que es mejor esperar a septiembre porque es difícil evitar el contacto y si los colocas a cada uno en su parcela lo pasan mal y se pueden aburrir", razona, antes de añadir que "en verano ya iba a bajar la asistencia de todos modos".

Mientras, el Sares TKD apura estos días para comenzar su actividad mañana, una vez el Concello de Cangas le confirmó que podría utilizar las instalaciones del colegio de Nazaret, asumiendo la limpieza y desinfección de las mismas. Lo hará únicamente con dos grupos de mayores (en total 36 personas) y con la previsión de que los niños se puedan incorporar en agosto o incluso en septiembre. "Confiamos en que pueda volver un amplio porcentaje de los niños, pero con los colegios, admite Pablo Casares, máximo responsable de la entidad.

Casares fue una de las personas que participó en la elaboración del protocolo de vuelta por parte de la Federación Gallega de Taekwondo. El órgano federativo, además, ha repartido kits de seguridad entre los aproximadamente 70 clubes de toda la comunidad autónoma, incluyendo pantallas para todos los deportistas federados, un termómetro de pistola para medir la temperatura, alfombras desinfectantes, cinco litros de gel hidroalcóholico de manos y otros cinco de desinfectante. La medida ha sido aplaudida al unísono por los tres clubes de O Morrazo, que también han destacado la decisión de rebajar los precios de las licencias o de los exámenes para conseguir un cinturón. "Es un alivio para todos", manifiestan desde Sares, Hebe y Patiño. Y es el que la factura que el Covid-19 es considerable. "Cada día uso cinco litros de desinfectante en el gimnasio, por no hablar del tiempo invertido entre protocolo de entrada y salida y limpieza", apunta Noelia Pérez. "Perdemos casi media hora entre clases, y de hecho las hemos reducido de una hora a 45 minutos", añade.

Centrados en la técnica

En cuanto a las sesiones preparatorias las modalidades de exhibición y combate han quedado aparcadas por el momento y todo se centra en la técnica. "Estamos haciendo un trabajo muy bueno, retomando la técnica al aire, los desplazamientos, afianzando la base. Es algo que quizás se había perdido porque con la nueva competición con tal de tocar el sensor da igual cómo lo hagas", razona Miguel Patiño. La excepción son los golpeos a los paos, en donde por proximidad es obligatorio el uso de la mascarilla.

También en el Hebe se están centrando más en este apartado, o incluso en el físico. "Con el grupo de competición hacemos preparación física, porque esta gente viene de estar tres meses parada y es un peligro", afirma Noelia Pérez. Con las clases, en cambio, "hacemos técnica, y todo en el aire, sin ningún tipo de material". Patiño añade que "ahora podemos preparar cosas que con la temporada en marcha y las competiciones no puedes. Yo me he enfocado en tratar de ser positivo".

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