Necesitaba el Disiclín Lalín un partido así. De sentirse cómodo y de arrollar a su rival. De explotar sus virtudes y de encontrar la manera de hacer daño un equipo que tiene más de lo que ayer pudo desplegar sobre la pista. En definitiva, de sentirse equipo de Plata, porque de eso va esta fase por la permanencia. Ayer, los de Cacheda jugaban un partido clave en la pista del Trapagaran. Lo era porque necesitaban sumar su primera victoria en esta segunda fase tras mejorar sus sensaciones en los últimos partidos pero también por dar un golpe sobre la mesa. La clara victoria no los saca del descenso, pero los acerca un poco en la clasificación y mucho en cuanto a moral. Por delante les queda un mundo en el que tendrán que seguir mostrando algunas de las cosas que desplegaron ayer.

El partido terminó con un paseo de los rojinegros (25-35) pero lo cierto es que nada auguraba un final así en una apretada primera parte. El 13-14 con el que se llegó al descanso da buena muestra de esa igualdad. Cierto que los de Cacheda se mostraron más cómodos que un rival que por momentos fue a remolque, pero algunos errores puntuales y momentos de falta de ideas en ataque por parte de los lalinenses hicieron que el primer asalto dejase todo en el aire.

Fueron los rojinegros los que amenazaron de inicio. La intensidad con la que salieron a la pista les regaló sus primeras ventajas, con un 4-7 en doce minutos que obligó al entrenador local a pedir tiempo muerto. No iban bien las cosas para un atascado Trapagaran, que solo encontraba en Uribe –que anotó seis de los trece goles de su equipo en la primera parte– al hombre que los mantenía en el partido. Ese parón sentó bien a los locales, que fueron arañando goles hasta llegar a colocar el 10-10 con mayor velocidad en su juego. La primera parte terminó con una mezcla de sensaciones y con las defensas brillando por encima de los ataques.

El momento clave del encuentro llegaría al inicio de la segunda parte. Los de Cacheda volvieron a salir con intensidad a la pista, ajustando mejor su defensa y cerrando las vías que habían encontrado los locales en la primera parte. Ayudó además en la portería alguna buena para clave de Tomás. Eso les dio el escenario perfecto, con transiciones constantes y mucha velocidad de movimientos en ataque para poner en muchos apuros a la defensa rival.

Con ese nuevo planteamiento, los rojinegros abrieron pronto brecha En solo diez minutos ya habían firmado un parcial de 1-6 que puso el marcador en un 14-20 que ponía las cosas cuesta abajo en los veinte minutos finales. En ese momento el Trapagaran volvió a pedir tiempo muerto para intentar frenar la sangría. Lo lograron en parte, aunque ya era demasiado tarde. La ventaja a partir de ahí para el Disiclín Lalín se movió siempre en torno a los cinco tantos, sin que los locales llegasen nunca a acercarse. En el tramo final, las prisas comenzaron a aparecer en un Trapagaran que seguía sufriendo ante la buena defensa visitante. Fueron momentos cómodos para los de Cacheda, que pudieron repartir minutos e incluso gustarse por momentos.