- ¿Ve desde dentro un proyecto que se pueda consolidar en el futuro?
- El primer año siempre tiene cosas positivas y negativas. Siempre hay más ilusión. Con el paso de los años siempre va bajando. Lo importante es que cada vez vaya entrando más gente que lo practique y mantener la seriedad. Muchas veces se montan cosas que se terminan convirtiendo en un cachondeo. En este caso la gente está cumpliendo en ese sentido con creces. Si no fuese así no habría tanta gente entrenando a las nueve y media en Barcia con un día de perros. La sensación que tenemos es que hay que luchar y darte poco a poco a conocer. En ese sentido creo que el pueblo se portó genial con nosotros, tanto a nivel de apoyos como de afición.
- A nivel personal, es un usted un hombre muy ligado al balonmano de Lalín. ¿Cómo valora ese cambio de deporte?
- Es una etapa totalmente distinta. Sinceramente creo que fue algo positivo para mí en todos los aspectos. El nivel de exigencia es menor y en los últimos años ya estaba colaborando porque me lo pedían pero me era inviable ir a entrenar y estar cien por cien con el equipo. Esto es más amateur. En el plano deportivo creo que estoy conociendo algo nuevo. El balonmano seguirá siendo mi deporte de toda la vida pero si me pillan con diez años menos no sé con qué me quedaría. Es un deporte muy dinámico y divertido.
