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Balonmano - !ª Aut.

Mal partido del Rasoeiro, que acabó claudicando ante el Pabellón

Los grovenses se encontraron con el buen papel del portero ourensano ä Un parcial de 1-4 en los instantes finales les condena

El Rasoeiro cayó ante el Pabellón de Ourense. // Muñiz

Traspié del Calmear Rasoeiro que claudicó por una dinámica adversa ante un Pabellón de Ourense que acabó imponiendo su pegada, sobre todo al final de cada período. Dentro de una tónica de igualdad los grovenses mandaron más en los primeros veinte minutos, una fase en la que, no obstante, dejaba traslucir que su 6-0 defensivo no mantenía la intensidad necesaria para frenar al rival, dejando excesivamente libres a los extremos para la finalización. Mientras, arriba se fueron encontrando con el buen papel del guardameta ourensano en los últimos diez minutos, para acabar encajando en esa fase un parcial de 2-7, que transformaba el 10-9 favorable del 20, en un 12-16 adverso al descanso.

Aquellos últimos minutos del primer tiempo se convirtió en una losa para el segundo, que fue ya una mitad de los ourensanos. Nunca encontraron su golpe de juego los grovenses, sin saber leer el 6-0 defensivo que le planteaba el Pabellón y ante el que el Rasu, estático en exceso, abusaba del bote sin encontrar resquicios. Así las cosas, el Pabellón mandó con ventajas de entre 2 y 4 goles, ante un Rasoeiro impotente para salir de su bloqueo mental para superar el bache. Sólo la decisión de Pablo Filgueira de variar las defensas para despertar a los suyos, planteando sistemas avanzados, apostando por el 5-1 y otros para flotar más al lateral ourensano que asumía el juego, sirvió para dar señales para una tímida reacción que le llevó al empatar en el 55 (24-24). Pero una vez más emergió la pájara para encajar un parcial de 1-4 que acabó por condenarle con el 25-28 final.

El técnico grovense Pablo Filgueira valoraba el choque: "fue un partido -explica- en que no tuvimos intensidad ni fuimos inteligentes. En ataque estuvimos muy parados y, cuando el equipo se vio por debajo perdimos la disciplina táctica. En la zaga fuimos muy blandos, tanto que nos llegó la única exclusión ya en el 57, y que obedeció más a la frustración que otra cosa, al ver como se nos iba el partido". "Ahora -agrega- no toca otra que mirarnos el ombligo, admitir nuestros errores para trabajar en mejorarlos. Sin trabajo no hay nada, en este deporte la relajación te castiga".

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