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Avalancha de ilusión en el suspiro final

Un gol de Róber en las postrimerías da al Arosa tres puntos que refuerzan su candidatura a jugar el play-off

La plantilla desbordó su felicidad tras la consecución del gol de Róber. // FDV

Un salvador gol de Róber en la última intentona del partido asienta al Arosa en la tercera plaza a la espera de si su ventaja aumenta o se mantiene en la jornada que hoy se completa. En Arzúa existía la amenaza de perder la plaza de play-off, pero sucedió todo lo contrario. Un golpe sobre la mesa de los de Rafa Sáez que no solo permite dejar a los coruñeses a seis puntos, sino que reciben una inyección de crédito que vuelve a hacer rebosar las reservas de ilusión en su parroquia.

El estado del terreno de juego de O Viso, sumado a la importancia del encuentro para los dos equipos, tuvo mucho que ver en el guion de un partido en el que sobró la disputa y escaseó el fútbol. Bien es cierto que la moqueta sintética se parece más bien poco a lo que debe ser un campo de fútbol con unas mínimas condiciones. Y de ahí un juego más físico que técnico con escasísima continuidad por ambas partes.

El balón parado, además de ser la mejor manera de aproximarse a la portería rival, casi se convertía en un alivio ante la indefinición futbolística que rodeaba al partido. Los dos equipos parecían más preocupados de dejar su portería a cero que de poner rumbo a la portería rival, por lo que en ambas áreas se vivía una calma tensa pero con escaso trabajo para los porteros.

En algunos momentos daba la sensación de que la prioridad de arzuanos y vilagarcianos en los primeros 45 minutos era la de mantener el balón lo más alejado posible de los tres palos. Daba igual el como, porque la máxima parecía más el destruir que el construir dado que en O Viso el juego más parece el control de una pelota saltarina que aquello de rasear y dominar el partido a partir de la posesión y de una propuesta técnica.

El Arosa no titubeó en ningún momento en la defensa de cualquier tipo de conexión de los locales con su delantero Íker Hurtado, el máximo goleador de la categoría. Ni balones filtrados al desmarque ni tampoco en los intentos de balones aéreos. Dejar la portería a cero era una prioridad y por atar en corto al delantero pasaba buena parte de la consecución del objetivo.

En la segunda parte, el tiempo fue convirtiéndose poco a poco en un efecto agitador. No es que se mejorase en cuanto a fútbol, puesto que las imprecisiones seguían siendo protagonistas, pero sí que el campo empezó a volcarse un poco más hacia los cancerberos con la ansiedad acaparando protagonismo.

Así empezó a agigantarse la figura de los dos porteros. Las ganas de ganar empezaron a generar ocasiones de gol y el Arzúa fue el primero en golpear con un disparo de Íker Hurtado que obligó a Manu Táboas a lucirse en el mano a mano. El apetito del killer arzúano volvió a manifestarse con un cabezazo muy ajustado al que el guardameta arlequinado respondió con una mano salvadora. Fueron 20 minutos de asedio en el que el Arosa también puso a prueba a Raúl Marqueta con un cabezazo picado de Róber que el portero local salvó extraordinariamente cuando ya se cantaba gol.

Salvada la avalancha local, el Arosa mantuvo su fe hasta que la calidad de Roberto convirtió un rechace del poste a disparo de Javi Otero en un recorte de categoría y un remate a placer que ayuda a visualizar un poco más nítidamente el play-off.

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