Cuando dos equipos de una evidente diferencia de potencial se miden, al que no cuenta con los mismos recursos no le queda otra que hacerlo muy bien y esperar que a su rival le pase totalmente lo contrario. Esos dos factores no se conjugaron en la tarde de ayer en Fontecarmoa, pese a la buena voluntad mostrada por el Cortegada ante un Alcobendas construido para empresas mayores.
El arranque dejaba un pequeño guiño a la esperanza (6-2). Fue la única y máxima ventaja de las locales en una fase en la que casualmente ya habían sido capaces de capturar seis rebotes en menos de tres minutos. Y es que por igualar la batalla debajo de tableros pasaban buena parte de las posibilidades de competir ante las madrileñas. Por eso y por mantener un criterio y una disciplina ofensiva que permitiese encontrar las pocas grietas de la defensa visitante.
Tardó el equipo de Rubén Domínguez en perderle la cara al partido. Con muchas rotaciones y cambios defensivos había conseguido que el juego no adquiriese el ritmo que más interesaba al Alcobendas (20-21). Restaban algo más de cinco minutos para el descanso y ahí empezó a gestarse el adiós local a las posibilidades de triunfo con un parcial de 2-17 que estableció un 22-38 a la llegada del ecuador.
El músculo de las interiores visitantes comenzó a tomar protagonismo a medida que la resistencia del Cortegada iba decreciendo. Un fiel reflejo de su mayor agresividad en el juego fue la diferencia en los tiros libres puesto que mientras las vilagarcianas solo dispusieron de 9 tentativas, el Alcobendas se fue hasta 26 veces a la línea de personal.
Tal fue el efecto del tirón en el marcador en el tramo final de la primera parte que la victoria local parecía cuestión de un milagro. Sobre todo en lo que a puntería desde la larga distancia se refiere ante la falta de presencia física cerca de canasta para generar ventajas. Precisamente cuando los triples aparecieron se atisbó una reacción (36-44) que se quedó en un amago porque su rival se puso los galones de equipo aspirante al ascenso se dispuso a pasar el rodillo.
La defensa visitante se aplicó y al Cortegada se le hizo literalmente de noche a la hora de encontrar el aro. Y es que durante 13 minutos de juego las jugadoras de Rubén Domínguez solo pudieron anotar dos puntos. Un tiempo que su rival aprovechó para que el marcador pasase de aquel 36-44 a un 38-66 que hacía explotar el silencio en Fontecarmoa.
Los últimos minutos no tuvieron más historia que esperar a conocer la diferencia final entre dos equipos en las antípodas clasificatorias. Una derrota que deja a las vilagarcianas en la antepenúltima plaza que ya ocupaban y con la misma renta de dos partidos sobre el penúltimo, el Avilés. Todo ello a la espera de visitar la próxima jornada a otro de los gallos de la categoría, el Baxi Ferrol.
