La vendimia lastró la presencia de público en As Cachizas para ver el estreno del Dena como local. Lo hizo en un partido en que se mostró como un equipo bisoño, sin engranar en ninguna de sus líneas, físicamente verde en el arranque liguero. Enfrente un plantel físico e intenso, dotado de altura para dominar por arriba las dos áreas.

Ello y la chispa del Castrelos le hicieron ganar las situaciones en el primer palo en cada balón parado. El decisivo, en el 18, en que córner lo remató por abajo con la derecha Jorge adelantándose en el primer palo. Pudo ampliar la ventaja en otro saque de esquina, botado en el 37, en que Alberto se adelantó en el primer palo para peinar el balón que se fue lamiendo el segundo.

En la segunda parte quiso del Dena darle una marcha más para presionar en campo contrario. Puro espejismo. Al poco el esfuerzo le descosió físicamente, dejando al equipo abocado a que cristalizara una conducción imposible de Oubiña, o a que la fortuna le sonriera en un balón parado. Ninguna llegó. Los cambios para oxigenar el centro no dieron chance, y la expulsión de Portela en el 74 tiró lo poco que le quedaba.

Si acaso el Castrelos pecó de falta de ambición para sentenciar antes. En el 88 Jorge marró un disparo a bocajarro en área pequeña, que rechazó Garrido con una gran parada, y en el 93, ya en la última jugada, un saque de falta botado por Ricardo lo cabeceó a la red Aarón finiquitando el choque.