Precisamente ayer Jordi Aragonés llegó a Cracovia para, sin apenas respiro, ponerse manos a la obra con la plantilla del Wisla. Polonia se ha convertido en su país de adopción y allí ejerce desde hace años su labor profesional que compatibiliza con sus obligaciones como preparador físico de la selección española.

Los retos que le esperan esta temporada con la escuadra polaca tampoco son cosa menor. El más inminente es la eliminatoria de clasificación para disputar la próxima Euroliga en la que el Wisla tendrá como rival al Olympiakos griego. "Es una eliminatoria que marcará la temporada porque en caso de no superarla tendríamos que jugar la Eurocup y nuestra idea es estar compitiendo con los mejores de Europa".

Aunque es un perfecto polaco-parlante, en el vestuario del Wisla el castellano también es un idioma habitual. Y es que además del propio Jordi allí también están la viguesa María Araújo, María Conde y Leonor Rodríguez.

Por delante un año en el que, tras el cuarto puesto del año pasado, toca pelear por volver a recuperar el cetro en la liga doméstica. "Queremos volver a lo más alto en la liga. Sabemos que Katowice está haciendo las cosas muy bien y tienen un gran equipo. Va a ser un rival de lo más difícil, pero hay queremos estar compitiendo con ellas".

Entre medias también tendrá Jordi Aragonés obligaciones con la selección. Las ventanas FIBA le llevarán a reunirse nuevamente con el grupo para finiquitar la clasificación para el próximo Europeo de Serbia. Luego espera otra Olimpiada en Tokyo en 2020, pero como dice el vilagarciano "hay que ir año a año". Y la táctica no le va nada mal.