Posiblemente los tres puntos logrados en la tarde de ayer por el Ribadumia hayan sido los más sufridos de toda la temporada. Y es que muchas fueron las adversidades que tuvieron que superar los locales para ganar. La más importante la de jugar en inferioridad desde el minuto 15 por la expulsión de Iván Parada, si bien no se puede pasar por alto que la necesidad acabó convirtiéndose en virtud por la gran actuación del portero suplente. Y es que Ángel Expósito se convirtió en figura clave de tres puntos que dejan a los salinienses con pie y medio en Tercera División la próxima temporada.

El balón comenzó a rodar y pronto quedó clara la importancia de los puntos para los dos equipos. Parecía una lucha por plantarse mejor que el rival sobre la medular. El Arenteiro presionaba a los aurinegros en la zona de creación tratando de robar y buscar verticalidad y así llegó la acción que pasaría a condicionar el juego.

Una pérdida en banda derecha sirvió para que Álex Bardelás le ganase la espalda a los centrales locales para aprovechar un balón al espacio excelentemente servido. Iván Parada tuvo que salir a la desesperada fuera del área para achicar el espacio, pero el remate del ourensano le impactó claramente en la mano con el portero fuera del área y con el balón en una dirección hacia portería de manera indubitable. Clara expulsión que se cobró el colegiado obligando a Ángel Expósito a calzarse los guantes después de un parón de cinco minutos para que se produjese un cambio en el que Cheri fue finalmente el sacrificado.

En la ejecución de la mano Igor quiso darle la bienvenida al recién entrado portero con un potente disparo muy centrado que casi se le escapa a Expósito que acertó a enmendar su error a escasos centímetros de que el balón traspasase la línea de gol.

Solo había transcurrido un cuarto de hora y el escenario ya era bien distinto. Sin embargo el Ribadumia supo ajustarse las costuras para protegerse tácticamente. Fran Fandiño pasó al eje central para acompañar a Gabi dejando las bandas para Cerqueiras y las apariciones de Josiño. Enfrente un Arenteiro que trató de hacer daño a base de intensidad, pero sin encontrar los caminos hábiles necesarios.

Más claras parecían las ideas en los que estaban en inferioridad y también ofensivamente. La oportunidad más clara llegó en una diagonal en conducción trazada por Rubén Cerqueiras. Ya en la frontal del área intentó un último regate que tocó un defensa dejando el balón suelto para la llegada de Gabi que, a puerta vacía, mandó el balón fuera para lamento de todo su equipo.

Sin noticias ofensivas de los visitantes fue nuevamente el Ribadumia el que dispuso de una falta por mano en una posición idónea, pero el fuerte chut de Manu Bugallo a ras de césped no superó la barrera. Ésta sería la última acción destacada de la primera mitad.

Mucho más activa comenzó la segunda parte. Los de O Carballiño subieron líneas tratando de aprovechar su superioridad numérica a base de una mayor intensidad y circulación de pelota, pero también los de Luis Carro se estiraban sin miramientos cuando tenía ocasión. Nelo fue el que inauguró las llegadas con un disparo arriba desde una posición franca. El Arenteiro enseguida dio réplica. Primero con un disparo flojo de Íker Hurtado y poco después a balón parado. Fue en una falta lateral que cabeceó Portela y Vilachá se anticipó a la salida de Expósito para rematar fuera cuando ya se cantaba el gol.

Poco a poco los visitantes se estaban haciendo con el control. Aún así tuvo tiempo Hugo Soto para inquietar a Pachi con un cabezazo ligeramente alto a pase de Josiño.

La última media hora comenzó con muy mal aspecto para los locales. Carlos de Dios se erigió en protagonista en los visitantes y, en solo dos minutos, conectó dos veces con Igor para generar clarísimas ocasiones. En la primera el disparo del Segundo se topó con un inspirado Expósito mientras que en la segunda, De Dios no acertó en la precisión del pase definitivo a su compañero en una acción de dos contra uno contra el portero local.

Por una de esas razones inexplicables del fútbol, el Ribadumia respondió a la fase de asedio de su rival con la acción que dio origen al único gol del partido. Todo nació de una falta en la medular botada por Manu Bugallo a la espalda de una defensa dormida que dejó solo a Rubén Cerqueiras para superar con un tiro cruzado a Pachi y Portela terminar introduciéndolo en portería en su afán de despeje.

Tocaba defender el resultado y Luis Carro ordenó una línea de cinco defensas para hacer frente al bombardeo rival. Aún así el palo evitó el 2-0 en una contra de Hugo Soto cuya vaselina en el mano a mano ante Pachi se estrelló en la madera.

El Arenteiro ya había tocado a rebato y tuvo opciones más que suficientes para empatar el partido, pero un Ángel Expósito inspirado se encargó de abortar todas y cada una de ellas. Ígor e Íker Hurtado tuvieron sendos remates y, ya en el descuento, Martín González y Pana obligaron al portero aurinegro a emplearse con disparos envenenados desde fuera del área que tomaron dirección a las escuadras. La alegría de la plantilla local reflejaba la importancia de lo logrado.