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baloncesto

Del parqué a la arena

La plantilla del Xuven recibió nociones de marisqueo en la playa de San Sadurniño por parte de la Asociación Guimatur

La plantilla disfrutó al máximo de la experiencia. // Noé Parga

A los pies de la Torre de San Sadurniño el Xuven ha tenido un entrenamiento muy especial. Alejados de las canastas de O Pombal y de la presión competitiva de la temporada, los jugadores de Chiqui Barros han disfrutado de una experiencia que nada tiene que ver con el baloncesto.

Ni siquiera la desapacible meteorología impidió a jugadores y técnicos disfrutar de la oportunidad que les brindó la Asociación Guimatur, un colectivo formado por 17 mariscadoras y dos redeiras que nació en el año 2004. Algunos de sus objetivos se llevaron a cabo con la presencia de los jugadores amarillos en la playa y nos referimos a propósitos como mostrar su medio de vida y parte de la rica herencia cultural de las costumbres marineras o promover las actividades vinculadas al mar.

La directiva del Xuven Julia Cacabelos sirvió de enlace entre el club y el colectivo de mariscadoras. Una visita que ya estaba prevista para la temporada pasada, pero que no pudo llevarse a cabo en su momento y fue dilatándose hasta la mañana de ayer.

La faena empieza temprano y la expedición amarilla se presentó a las nueve y cuarto de la mañana para atender las explicaciones sobre la extracción de almeja y berberecho y todo lo relativo a su trabajo. De ello se encargó la mariscadora Flora Castro mientras Jeff Coby y Milos Andrejevic, únicos no hispanoparlantes de la plantilla, recibian más simplificadas las diferentes nociones a través de la traducción de sus compañeros.

La lluvia también pareció ponerse de parte de la expedición, puesto que cuando tocó bajar a la playa las dificultades se redujeron al viento y al frío. Previamente se vivieron algunos momentos de hilaridad cuando tocó armarse con las botas de mariscar. La colaboración de la Cofradía de Cambados en cuestión de material se encontró de bruces con la realidad de las medidas de los jugadores de baloncesto.

Los pívots fueron los que más pagaron el hecho de que los mayores números de botas se quedasen en un 46. Los que calzan un 50 en zapatillas deportivas tuvieron que apañárselas para ejercer la tarea conforme a las normas establecidas. Carlos Poyatos, Iago Estévez y Jeff Coby se las apañaron como pudieron para mantener la verticalidad.

Tras superarse la fase de timidez inicial, a la hora de aplicarse con el rastrillo sobre la arena la implicación fue absoluta. Lo que parecía muy sencillo a simple vista se convirtió en algo más complejo cuando tocó realizarlo. La facilidad con la que Flora Castro encontraba el marisco se tornó en una labor de búsqueda mucho menos productiva por parte de los jugadores, aunque la aparición de algunas almejas se convirtió en todo un acontecimiento que animaba aún más a seguir faenando.

El propio presidente del club, Antonio Lema, apuntó al respecto que "la experiencia estuvo genial. Es bueno que sepan de donde sale el marisco y el trabajo que supone. Se divirtieron y aprendieron mucho y son cosas que siempre ayudan a la dinámica del equipo".

Tras la sesión en la playa tocó paso por el punto de control donde se realizaron los lavados y pesajes de lo recogido en la playa para poner así fin a una hora de conocimiento de una parte muy importante de la economía cambadesa.

El único que no pudo acudir a la playa fue Pablo Villarejo. El tirador de los amarillos está convaleciente del esguince de tobillo producido el pasado sábado en Granada y que, además, le impedirá jugar el domingo ante el Morón en O Pombal (19.00 horas) en lo que será un partido clave para las opciones de permanencia del Xuven.

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