El Xuventude Conservas Cambados se quedó ayer sin certificar la permanencia, y lo que es peor, insufló oxígeno al colista de la liga, el Askatuak, que a falta de cuatro jornadas, todavía tiene opciones de evitar el descenso. Dos situaciones fueron la clave de esta derrota. La primera de ellas los refuerzos del equipo vasco, especialmente en la zona interior, con dos pívots muy físicos que complicaron en exceso las conexiones con Alberto Rodríguez o Norman Rey, y la segunda los altibajos de juego que acostumbran a mostrar los amarillos y que ayer fueron todavía más evidentes.

Los pupilos de Yago Casal no comenzaron mal el encuentro. Sin cuajar un gran partido, los amarillos conseguían ponerse por delante en el electrónico pese a mostrarse erráticos en algunas acciones ofensivas. La intensidad defensiva les servía para cerrar esa primera fase del encuentro por delante. Sin embargo, en el segundo cuarto, todo cambió, el Xuventude se relajó en exceso y eso lo aprovecharon los vascos, con dos triples consecutivos de Bitinas para irse en el marcador, ante un Xuven romo en ataque y bastante torpe en defensa.

El inicio del tercer cuarto seguía por los mimos derroteros, o incluso peor, ya que los vascos se escapaban en el marcador hasta los 10 puntos de ventaja (25-35). Fue ahí donde resurgió la casta del Xuven. Liderados por Oubiña y Merino, los cambadeses no solo consiguieron igualar la contienda (45-45), sino que llegaban al término del cuarto por delante en el marcador y dejando la sensación de que el partido parecía caer del lado de los amarillos. No fue así. Ambos equipos entraron en un intercambio de golpes del que no parecía salir un ganador claro. Un triple de Merino dejaba el marcador en 57-57, y a partir de ese momento, el Xuven se vino abajo por el cansancio. Los vascos, desde la línea de tiros libres, fueron alejándose poco a poco en el electrónico sin que desde el lado local fuesen capaces de ponerle freno.