Historias irrepetibles

La traición de Ernst Degner

El piloto de la República Democrática Alemana se fugó cuando estaba a punto de conseguir el primer título mundial para MZ y se llevó a Suzuki la información que hizo reflotar a la firma japonesa

Ernst Degner sobre la Suzuki

Ernst Degner sobre la Suzuki

Juan Carlos Álvarez

Juan Carlos Álvarez

Es una historia más propia de las novelas o películas de espionaje que tanto se alimentan de la división entre bloques que sufrió Europa después de la Segunda Guerra Mundial. En 1961 la República Democrática Alemana (RDA) estaba a punto de conquistar por primera vez un título mundial de motociclismo gracias a las manos de un piloto llamado Ernst Degner y la mente privilegiada de Walter Kaaden. Este ingeniero había trabajado desarrollando los misiles V-1 y V-2 que se utilizaron en el tramo final de la guerra. Cuando dejaron de sonar los disparos en Europa Kaaden se quedó sin trabajo, descartó marcharse a Estados Unidos porque aún creía en el socialismo y acabó por refugiarse en la fábrica de motocicletas IFA, de propiedad estatal, en la localidad de Zschopau.

Allí Kaaden no tarda en demostrar su talento. Le hacen responsable técnico y comienza a desarrollar un motor de válvula rotativa y un nuevo escape que acabaría por revolucionar el mundo del motociclismo ya que consiguió que un sencillo motor de dos tiempos lograse una potencia que no podían soñar los de cuatro tiempos. Los alemanes decidieron trasladar aquellos avances al motociclismo de competición y en 1955 se estrenaron en el Mundial bajo la denominación de MZ (que aún existe en la actualidad).

En ese tiempo a la fábrica llega un joven ingeniero llamado Ernst Degner que se convierte en piloto de pruebas. Su conexión con Kaaden en lo personal es inmediata. Al ser ingeniero, a diferencia de lo que suele suceder con los pilotos convencionales, el intercambio de información y la comunicación con el responsable técnico resulta mucho más fiable e intensa. Aunque Gary Hocking es el primer piloto del equipo Degner no tarda en estrenarse también en el Mundial. Con un programa más corto que sus principales rivales por falta de presupuesto los alemanes no acuden a todas las carreras del campeonato aunque poco a poco comienzan a llegar los resultados. Esa ausencia de recursos es lo que les impide frenar la salida de Hocking, pretendido por Agusta. Pero Kaaden se siente tranquilo porque cuentan con Degner que en 1959 consigue la primera victoria en el Mundial con una moto de dos tiempos. Su popularidad se dispara en todo el país y las autoridades de la RDA comienzan a utilizar también el motociclismo como una herramienta para proclamar las bondades de su régimen político. Esa exaltación nacional alcanzó su cumbre en 1961 cuando Degner consiguió la victoria en la República Federal de Alemania y poco después hizo lo propio en el primer gran premio que se celebraba en la RDA. Era el líder del Mundial de 125 cc y a su alrededor siempre había comisarios políticos y agentes de la Stasi. Fue entonces cuando en la cabeza de Degner empezó a tomar la forma la idea de marcharse de su país. Había demasiadas cosas en aquella situación que no eran de su gusto, se estaba levantando el Muro de Berlín y el contacto habitual con pilotos occidentales ejercían una presión psicológica sobre él. Aunque disfrutaba de pequeños privilegios que le concedía el Estado (tenía un apartamento agradable y grande, un sueldo superior al de un obrero de su país) deseaba tener una vida diferente. En este momento de la historia hay otro personaje esencial que es Jimmy Matsamiya, el director deportivo de Suzuki, que se estaba planteando la posibilidad de retirar a su escudería del Mundial por su escasa competitividad salvo que encontrase un motor europeo que subiese el nivel de sus motos. Estaban completamente estancados y en más de una ocasión habían intentado acercarse a Kaaden y su MZ para compartir información, pero el hermetismo que había alrededor del equipo era absoluto. Degner, a quien conoció en la prueba de la Isla de Mann, abrió una vía nueva. Suzuki le planteó al piloto marcharse de la RDA para incorporarse a su equipo y, de paso, aprovecharse de sus conocimientos. Fue entonces cuando el alemán empezó a diseñar su fuga al mismo tiempo que seguía compitiendo en el Mundial de 1961 con el objetivo de conseguir el título en 125 cc. convertido en un intenso mano a mano con la Honda pilotada por Phillips.

Degner, antes de comenzar una prueba en 1961.

Degner, antes de comenzar una prueba en 1961. / FDV

Para Degner era tan importante su fuga como la de su familia. Necesitaba coordinar su salida con la de su mujer y sus dos hijos, una circunstancia que complicaba la historia. Tenía claro que debía planificarla un fin de semana en el que él estuviese fuera del país compitiendo en una prueba del Mundial aunque eso suponía tener bastantes ojos encima porque la Stasi y enviados del Gobierno siempre estaban cerca. Abortó dos intentos (aprovechando el Gran Premio de Irlanda del Norte y el Gran Premio de las Naciones disputado en Monza) porque en ambos casos no tenía la seguridad de que su familia saliese del país. La situación cambió en Suecia, en la carrera prevista para el 17 de septiembre. El día antes su mujer le telefonéo para decirle que estaba a salvo fuera de la RDA con lo que ya todo estaba en su mano. La cuestión es que Degner llegaba a esa penúltima prueba con el título casi en el bolsillo y las autoridades de su país se habían volcado en previsión de que hubiese que celebrar el Mundial. Esta vez la expedición la componían el doble de personas y Degner se sentía siempre rodeado. En aquella situación si era coronado como campeón, con todo lo que implicaba, resultaba complicado escaparse por lo que pensó que lo mejor era no ganar el Mundial ese fin de semana. Habría menos ojos en él. Kaaden le pidió que no forzase demasiado el motor para manejar la diferencia que tenían en la general, pero Degner salió disparado, se situó de líder y unas vueltas después acabó por retirarse por problemas en su MZ. Phillis con su Honda solo pudo llegar a la sexta plaza y eso dejó al alemán con dos puntos de ventaja a falta de la carrera que se debía disputar un mes después en Argentina.

La noche posterior a la carrera fue toda una aventura. En medio de la depresión general por no haber conquistado el Mundial Degner se apartó del equipo con la excusa de que iba a cenar con Frank Perris, piloto privado con el que tenía una excelente relación, y su mujer alemana. A ellos se unieron la hermana de ésta y Jimmy Matsamiya, el patrón de Suzuki. A nadie le sorprendió en exceso aquella reunión. Ningún miembro de la escudería MZ volvió a ver a Degner. Se escondió unas horas en la habitación de la cuñada de Perris y de madrugada Matsamiya lo llevó en un coche a Malmoe desde donde tomó el primer ferry del día en dirección a Dinamarca. Los cómplices de su plan de fuga decidieron ponerlo a salvo en un país de la OTAN y descartaron Suecia, con un gobierno socialdemócrata, por el temor a que lo entregasen a la RDA. Entre el escaso equipaje que llevaba Degner había un pistón, una válvula rotativa y un cigüeñal.

A la mañana siguiente la RDA fue consciente de lo que había sucedido. Una puñalada al país y especialmente para Kaaden que se sentía traicionado por quien había sido su amigo y principal colaborador. MZ se quedó sin aquel Mundial y también Degner que trató de presentarse a la última cita de la temporada con una moto diferente y licencia de la República Federal Alemana, pero la Federación Internacional atendió una reclamación de la RDA y le impidieron participar. Habrían sido campeones en caso de que Phillips tuviese un resultado desastroso pero el piloto de Honda logró los puntos suficientes para sellar el título. El drama para MZ fue aún mayor porque nunca ganarían un Mundial y Suzuki, gracias a la información facilitada, cambió su historia e inició un ciclo victorioso. Degner corrió varios años para ellos y en 1962 les dio el primer título mundial de su historia en la categoría de 50cc. Kaaden nunca pudo ser campeón y acabó olvidado, casi repudiado, por la RDA que nunca le agradeció los servicios prestados y la lealtad.

Degner tuvo una vida cómoda aunque corta. Vivió un tiempo en Japón, luego Suzuki le dio una representación de la marca en la Alemania occidental y tuvo un final como corresponde a esta historia de traiciones y política. Se marchó a Tenerife a disfrutar del sol y a poner en marcha un negocio de alquiler de coches. En 1983, con solo 53 años, murió de forma repentina. La versión oficial dice que fue por culpa de un ataque al corazón, pero su familia siempre defendió que la Stasi estaba detrás de aquel suceso, que la RDA, fiel a su costumbre, había encontrado la forma de vengarse. 

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