Tercera RFEF

Remontada en el Pujales

El Rápido derrota a la UD Ourense y duerme en puestos de play off - Los ourensanos se quejaron amargamente del penalti

Un momento del partido de ayer en el Pujales. |  // RICARDO GROBAS

Un momento del partido de ayer en el Pujales. | // RICARDO GROBAS / r.r.

Rosa Ribas

Rosa Ribas

El Rápido de Bouzas sumó tres importantes puntos ante la UD Ourense, y durmió esta noche ocupando la última plaza que clasifica para la fase de ascenso. Un triunfo que, además, le permite recortar diferencias con los ourensanos, que ahora son de dos puntos.

Fue un partido en donde hubo de todo, y que finalizó con polémica. El encuentro entraba en su tiempo añadido, y ninguno de los dos equipos se conformaba con el empate en el marcador. El Rápido metió un balón en el área y Keko cayó, señalando inmediatamente el punto de penalti. De existir VAR, la jugada se hubiera analizado y, posiblemente, se hubiera cambiado la decisión, pues la primera impresión no apuntaba hacia los once metros. Pero no hubo cambio, y Diz no falló desde el punto de penalti, certificando la remontada de los vigueses.

El Rápido no estuvo fino en los primeros cuarenta y cinco minutos. De salida, Víctor Rodríguez colocó una defensa con tres centrales que metía al equipo demasiado atrás y le costaba mucho salir con mucho terreno por delante.

La UD Ourense estaba cómoda sobre el terreno de juego del Baltasar Pujales. Tocaban y tocaban el esférico, pero les faltaba dar ese último pase que le permitiera llegar a las inmediaciones del área defendida por Brais. Yelko y Santi Prado dispusieron de las mejores ocasiones para adelantar a los ourensanos en el marcador.

En la segunda parte, Kopa adelantó su posición y el Rápido mostró una cara mejor, pero fueron los ourensanos los que aprovecharon un desajuste defensivo para adelantarse en el marcador.

Lo más positivo para el Rápido fue que no tardaron en igualar el encuentro. Además, la entrada de Keko al campo le dio mucha más profundidad al juego aurinegro, con lo que el partido se convirtió en un ida y vuelta, en la que gol podía llegar de cualquier lado.

El juego apuntaba a un final de partido con un reparto de puntos que no convencía a nadie. La tensión de los minutos finales fue máxima, con un final de partido en donde los nervios estaban a flor de piel.