Fútbol

Lucía García desvela los métodos invasivos de Jorge Vilda en la selección

La futbolista del Manchester United, que se perdió el Mundial de Australia tras formar parte del grupo de 'las 15', destapa en un escrito en The Players' Tribune el control abusivo del exseleccionador Jorge Vilda

Lucía García, con la selección española en la Eurocopa de 2022.

Lucía García, con la selección española en la Eurocopa de 2022.

Redacción

Lucía García Córdoba (Barakaldo, Vizcaya, 14 de julio de 1998), futbolista del Manchester United, fue en su día una de las 15 jugadoras que renunció a la selección española gobernada entonces por Luis Rubiales desde su puesto de presidente de la Federación Española, y cuyo equipo dirigía Jorge Vilda. La delantera, que hizo fortuna en el Athletic Club antes de emigrar a Inglaterra, se quedó sin jugar el Mundial de Australia y Nueva Zelanda que conquistó la selección española, y cuyo título quedó empañado por el beso no consentido de Rubiales a Jenni Hermoso durante la celebración.

"Mira, es una putada. No voy a mentir. Yo fui una de las 15 jugadoras que renunciaron a jugar con España el año pasado. Llevábamos tiempo descontentas con el nivel de profesionalismo en la selección hasta que un día enviamos emails a la Federación diciendo que, mientras las cosas no cambiaran, no contaran con nosotras. Al cabo de un tiempo algunas jugadoras volvieron al equipo y las que no fueron, como yo, nos quedamos fuera… Y vimos por televisión como nuestras compañeras ganaban la Copa del Mundo. Para mí, tenía que luchar por lo que era correcto. Pero recuerdo que todo el mundo me decía que estaba siendo tonta. 'Vas a arruinar tu carrera'. 'Por Dios, ¡cómo puedes ser tan estúpida!'. Esa gente no eran 'haters' o 'trolls' de internet. Era gente que me conocía y me decía que tenía que pensar en mi. Odio reconocerlo, pero tenían razón. Una de las lecciones que he aprendido de todo esto es que nadie pondrá la mano en el fuego por ti".

Así, de esta manera tan cruda, expone Lucía García en un escrito en The Players' Tribune su pesar por no haber podido participar en la Copa del Mundo pese a haber sido una futbolista fija en las convocatorias de la selección hasta que explotó el conflicto entre el exseleccionador y las futbolistas.

Los motivos del correo

La delantera, de hecho, ha decidido explicar con claridad qué le motivo a ser ella una de las jugadoras que mandara el correo electrónico para renunciar temporalmente a la selección española si no se producían cambios estructurales. Lucía, así, confirma que las sesiones preparatorias de Jorge Vilda habían quedado enquistadas en ejercicios repetitivos, además de un excesivo control de su vida privada.

"Hacía años que estábamos sufriendo y la derrota contra Inglaterra en la Eurocopa fue la gota que colmó el vaso. No voy a enumerar todas las cosas que pedíamos cambiar, pero daré un par de ejemplos que no eran normales. Esto era el día a día de una de las mejores selecciones de todo el planeta. Las sesiones de entrenamiento siempre eran iguales. Siempre. Cada día. Lo juro por Dios. Repetíamos y repetíamos ejercicios. Desde la sub 17 hasta la absoluta. Y sí, entiendo el valor de la repetición, pero también estoy segura de que las jugadoras profesionales necesitan un poco de variedad. Especialmente si llevan siete u ocho años haciendo lo mismo. Por otro lado, existía un gran control hasta a la hora de dormir. Un control que puedo llegar a entender en las categorías inferiores, por ejemplo, a la hora de controlar que cada una esté en su habitación, pero que a jugadoras mayores y maduras les chocaba. Además, casi nunca teníamos un día para nosotras en las concentraciones. Y siempre que lo teníamos era bajo un control estricto. Parecía que tuvieran miedo de lo que pudiéramos hacer, como si dudasen de nuestra profesionalidad. Que somos profesionales y sabemos lo que tenemos que hacer. No somos unas niñas de viaje de fin de curso".

Brecha en el grupo de 'las 15'

También desvela Lucía que el grupo de 'las 15' acabó rompiéndose tras las presiones sufridas por parte de la Federación:

"Desafortunadamente el grupo se rompió. Fue complicado. Pasaron muchas cosas fuera de los focos. Si me preguntas por qué nos dividimos, creo que fue por la presión de las reuniones individuales. La Federación nos citó de una en una, en una sala en la que sólo estábamos la jugadora y tres personas del staff, aun sabiendo que no era algo personal, sino colectivo. Me preguntaban cosas como: '¿Qué es lo que no te gusta? ¿Y de esta persona?'. Daba la sensación de que todo lo que respondiera sería blanco o negro. O estás en este barco o no estás. Fue muy duro. Te sientes sola, presionada y nerviosa, sin ninguna compañera a la que pedirle consejo o en la que apoyarte para comunicar de forma clara lo que necesitamos, sabiendo que ellos son los que controlan tu futuro en la selección".

Lucía García explica que, antes del Mundial, tal y como hicieron otras jugadoras, decidió mover ficha. Aunque de nada le sirvió ya entonces:

"Un día decidí llamar al seleccionador. No podía creer lo que estaba haciendo. Soy tozuda a más no poder, y sólo marcar su número fue una decisión muy meditada. La llamada derivo en una reunión con una responsable de la Federación con la que hablé de lo que había cambiado y me contó que ellos estaban dolidos por lo que había pasado. Al final volví a convertirme en seleccionable, pero en la siguiente convocatoria, sólo algunas de las 15 estaban en la lista… Y lo entiendo. Pero había jugado con España desde los 15 años y había jugado casi 40 partidos con la absoluta. Me dolió. Le hubiera dolido a cualquiera. Así que me dije, ok, se acabó. Adiós a la selección. Adiós a la Copa del Mundo. La peor parte no fue el título. Tampoco los insultos. Lo que me dolió en el corazón fue sentir que había fallado a mi gente". A pesar de que pudiera evitar ver en directo el comportamiento de Luis Rubiales: "Nadie podía haber imaginado todo lo que pasó este verano con la Federación. Sinceramente, el comportamiento del presidente fue difícil de ver. Para cualquier persona, actuar de esa manera es una vergüenza pero peor aun siendo el máximo representante del fútbol español".

Lucía García con la actual seleccionadora, Montse Tomé.

Lucía García con la actual seleccionadora, Montse Tomé. / EFE

Cuatrilliza

Lucía García, cuatrilliza y criada en un pueblo de 50 habitantes (Pola del Pino, Aller, Principado de Asturias) donde no hay parque, ni plaza, ni siquiera un bar, hija de una asistenta del hogar y un funcionario de prisiones, se reprocha en su escrito en The Player's Tribune no haber dado la alegría que sus padres merecían viéndola ganar un Mundial. Cuando la delantera volvió a la selección, ya con Rubiales y Vilda fuera y con Montse Tomé como nueva seleccionadora, Lucía no se lo creía: "Cuando me llamaron de nuevo, me quedé totalmente en shock".

Y explica, eso sí, que las cosas han comenzado a cambiar, más allá de que los vientos de crisis nunca parecen detenerse en el seno del combinado femenino español. "Celebro poder decir que las cosas han empezado a mejorar. Han mantenido la palabra. He aprendido que hay cosas que son más importantes que el fútbol. Tu bienestar. Tu autoestima. Tu deber con la próxima generación de mujeres. Eso es lo que defendimos".