Los Mundiales de Budapest, un éxito absoluto

World Athletics sabía perfectamente lo que hacía cuando otorgó la organización del Mundial a Budapest. En el mayor evento deportivo de su historia junto a la Eurocopa de fútbol de 2020 en la que el Puskas Stadium fue sede, el país ha rayado a un gran nivel organizativo como ha demostrado en los Mundiales y Europeos de natación que han convertido Budapest en la sede preferida de la FINA y de la LEN.

Tras perder en 2007 ante Osaka, Budapest y el gobierno de Viktor Orban no han escatimado esfuerzos para que la cita sea un éxito rotundo y solo cabe felicitar a Hungría y en este caso

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Un Katir de otro planeta se cuelga la plata en 5.000

a orillas del Danubio en la zona de Pest, con un estadio con capacidad para unos 35.000 espectadores que se verá reducida a 14.000 con la retirada de la cubierta superior una vez termine el Mundial (al menos esos son los planes), una pista de entrenamientos, la adecuación de toda la zona más una pista de atletismo en la isla de Csepel, unos kilómetros al sur de la ciudad.

El objetivo era transmitir al mundo una ciudad y unas instalaciones modernas con las gradas lo más llenas posible. Para ello se trabajó para que el precio de las entradas no fuese prohibitivo y la mejor prueba del éxito es el ambiente que ha reinado en todas las jornadas, incluidas en las pruebas de ruta con mención especial para la maratón de ayer a primera hora de la mañana.

Pese al sofocante calor, la afición ha transmitido su pasión y todo su cariño a los atletas locales pese a que Hungría ha terminado su Mundial con una única medalla, el bronce que logró en la segunda jornada Bence Halász en martillo.

Ídolos locales como la vallista Luca Kozak (su imagen estaba por toda la ciudad) o la cuarta clasificada en el heptatlón (Xénia Krizsán) también se llevaron las mayores ovaciones

, el pertiguista sueco Armand Duplantis o los ‘momentazos’ del 100 lisos con los estadounidenses Noah Lyles y Sha’Carri Richardson como protagonistas.

Fuentes de la organización aseguran que se ha recuperado toda la inversión y que el retorno mediático y económico ha superado las previsiones más optimistas. Las grandes citas atléticas se despiden antes de un frenético 2024 en el que los Juegos de París lo centrarán todo (del 1 al 11 de agosto en Saint-Denis). Antes, Glasgow acogerá el Mundial bajo techo del 1 al 3 de marzo y Roma, un Europeo al aire libre muy tempranero, del 7 al 12 de junio (de viernes a miércoles).