Fútbol -Primera División

Adiós al último de Sudáfrica 2010

Busquets anuncia que deja la selección: “Ha llegado el momento de despedirme”

Busquets conduce la pelota frente a Japón en su penúltimo partido con la selección. |  // EFE

Busquets conduce la pelota frente a Japón en su penúltimo partido con la selección. | // EFE / marcos lópez

marcos lópez

Se va como llegó. Sin estridencias, silencioso y con la discreción que le caracteriza siempre. Se va Sergio Busquets de la selección tras completar una carrera de ensueño donde ganó todo (Mundial-2010 y Eurocopa-2012) formando parte de una irrepetible generación de futbolistas que sublimó un estilo hasta alcanzar el paraíso. Se va Busi, el medio centro que, según Riquelme, “confundió al fútbol mundial” porque él hacía cosas que no correspondían a su rol. O, al menos, hasta que llegó Busi, el joven que apareció en el Camp Nou procedente del ya derruido Miniestadi, siendo campeón de Tercera División con el filial azulgrana, para convertirse en el faro de uno de los mejores equipos de la historia de este deporte (el Barça de Guardiola) y en el pilar que sostuvo a la España nunca vista antes.

Se marcha Sergio, como indicaba su roja camiseta, tras vivir el ascenso y el declive de una selección que anda ahora buscando peligrosamente su identidad. Se ha ido siendo respetuoso, sobre todo, con el balón, al que mimó formando parte de un trío legendario en el centro del campo junto a Xavi (“es una leyenda”, dijo ayer su ahora entrenador) e Iniesta, al tiempo que supo cohabitar con Xabi Alonso en la sala de máquinas de una España imperial. Imperial e indestructible donde la pelota volaba a la velocidad que trasladó Busi. Nunca fue rápido. Ni tampoco necesitó serlo. Lo verdaderamente veloz era su cerebro, capaz de procesar el partido tal si tuviera un GPS dentro. Adorado por técnicos y selecionadores, con poca prensa porque no tiene su fútbol propaganda ni highlights, pero entregados compañeros y rivales a su talento.

“Si yo fuera jugador me gustaría parecerme a Busquets”, llegó a decir Del Bosque cuando toda España quería despojarlo del centro del campo, tratado como si fuera un okupa en esa zona, tras perder en el estreno del Mundial de Suráfrica-2010 ante Suiza. Resistió el técnico salmantino y el fútbol le terminó dando la razón, como ocurrió con Guardiola, valiente para trasladar al Camp Nou a un anónimo y desgarbado joven, hijo de Carlos Busquets, “el portero sin manos”, como lo definió el diario deportivo francés L’Equipe.

El mismo que impresionó a Cruyff nada más verlo debutar en el templo azulgrana ante el Racing con un triste empate (1-1), que comprometía el inicio del proyecto Guardiola. Septiembre del 2008, prólogo de una historia de ensueño para Busquets. Y el Barça. Y España. “Posicionalmente, apariencia de veterano. Con y sin balón. Con balón hizo fácil lo difícil: dar salida a uno/dos toques. Sin balón, otra lección: la de estar en el sitio justo para interceptar y recuperar corriendo lo justo. Y eso siendo joven e inexperto. Los mismos pecados que Guardiola, su técnico”, escribió Johan en este diario.

Siete meses después de su estreno en el Camp Nou se enfundaba la camiseta de La Roja. Sucedía en Estambul (1 de abril 2009) y no se lo quitó hasta Doha (6 de diciembre del 2022), donde su foto final (falló el penalti, tercero de una tanda horrible,) no puede ocultar el inmenso legado que deja Busquets a su paso. Jugador «único» y singular porque reinventó esa posición hasta convertise en un estilo en sí mismo. Juega como Busquets, se busca un nuevo Busquets, no domina como Busquets...

Pero no habrá otro como él, con la inteligente lectura del fútbol,que le permitía otear el paisaje con esa naturalidad que le hacía ser lo más sencillo del mundo jugar como él, y cuando no lo es. Casi tres lustros pilotando a una selección en la que vivió el ascenso a la cima (llegó justo después de la Eurocopa en la que Luis, un revolucionario, se enfrentó a la furia) y le tocó, además, padecer el descenso, como le ocurrió a Xavi (se fue tras el fracaso del Mundial-2014, eliminada España en primera fase) o Iniesta, que se retiró de la selección justo después del Mundial-2018, caída en octavos de final. Con Busquets, ahora sí, termina una era. Se marcha en silencio el último mohicano de Suráfrica-2010. Ya no queda nadie.