Thibaut Courtois no es un futbolista convencional. Presume de madridismo siendo el portero al que Ramos marca en Lisboa el gol en el descuento. La Jirafa, como lo bautizó Reguilón, habla con una franqueza que levanta ampollas. El Madrid ha pasado del Ángel Casillas a San Thibaut. No hay partido en el que el belga no realice un par de intervenciones decisivas, como ante el Celta. Courtois es, junto a Benzema, el bastión del equipo en las últimas temporadas.

El meta siempre deja titulares ante los micrófonos. Como tras caer goleados en el Bernabéu ante el Barcelona (0-4): “Hemos dado una imagen inaceptable”. Declaraciones que gustaron más a la afición que a un vestuario que suele lavar dentro sus trapos sucios. Nadie se atrevió a llamarle la atención porque el belga salva al Madrid partido tras partido. Hace unos días, Courtois estrenó su pódcast Thibaut Talks en Spotify, patrocinador del Barça. Algo incómodo para el Madrid.

Thibaut regresa a Stamford Bridge para medirse con el Chelsea, club en el que militó cuatro temporadas, entre 2014 y 2018. Pero no será la primera vez que defienda la portería visitante, ya que en 2014 fue clave en la clasificación rojiblanca para la final de Champions Estaba cedido al Atlético.

En estos días, el belga se deshacía en elogios hacia el Chelsea: “Me ayudaron a ser el portero que soy”. La grada blue, sin embargo, le recibirá con aspereza y gritos de “traidor” y “snake” (serpiente), apodo que le puso al marcharse.

El Madrid quiere vengar la eliminación del año pasado en semifinales ante el vigente campeón de Europa. Los londinenses viven días complicados por la salida de Abramovich, dada su cercanía a Putin. Pese a ello, los blancos, que esperan que Ancelotti dé negativo para que viaje a Londres, no se fían y esperan un partido complicado.