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Rugby - Liga Gallega

La virtud del pase atrás

El Kaleido peleará por ascender antes de lo previsto pero ilusionado y asentado en su apuesta por la cantera

Celebración de uno de los ensayos del Kaleido en la final con Ferrol en Vilatuxe. @atlantic.photo.art

El Kaleido Universidade de Vigo, único club gallego de rugby que ha militado en División de Honor masculina (2011-2015), renunció a su plaza en Honor B en 2020. La plantilla no podía asumir la exigencia de los viajes en medio de una pandemia plagada de interrogantes. La directiva quería reformular el proyecto, girándolo hacia la cantera y la sostenibilidad. El Kaleido cedió su plaza a Ferrol, que descendería en 2021. Dos años después, los vigueses se han proclamado campeones gallegos a costa de los departamentales. Su plantilla, de 44 jugadores formados en casa, afronta con ilusión la fase de ascenso a Honor B. El Kaleido interna el retorno desde el camino contrario. “Nos hemos reconvertido como club”, resume el entrenador, Chema Fernández.Como rugbier sabe que a veces pasar hacia atrás, a quien nos heredará, es la mejor forma de avanzar.

Ha dejado bellos recuerdos esa década en las categorías nacionales: Maxwell y Monreal al mando, la gloria en el Valle de las Cañas, los duelos contra los mejores equipos, los fichajes exóticos, las salvaciones milagrosas... También la amargura de las derrotas, las tensiones financieras y la incertidumbre que el COVID terminó por disparatar cuando más cómoda había resultado la permanencia en Honor B. “Hai que ver o tema no seu contexto”, recuerda el presidente, Xoan Martínez. “Os xogadores dicían que non podían dispor da súa vida persoal e profesional, expóndose a ser contaxiados. Era no inicio da pandemia, co descoñecemento que había daquela. A directiva respaldou ese punto de vista”. Chema, que se hacía cargo del equipo tras el regreso de Pablo Cabrera a Argentina, emitió su diagnóstico: “El grupo no estaba preparado y tampoco tenía la implicación suficiente para viajar ocho veces al País Vasco”. El capitán entonces y ahora, Vicente Prieto ‘Tito’, refrenda: “El tema deportivo y el del COVID se juntaron. Somos amateurs, con familias y gente mayor en casa. Consideramos que era lo más lógico”.

Formación del Kaleido antes del inicio de la final. @atlantic.photo.art

La pandemia, en realidad, precipitó una reforma que los dirigentes habían meditado. El equipo sénior seguía necesitando la aportación extranjera. Escaseaban los adultos para entrenar con calidad. “Entre Honor B y una Regional envejecida había un salto grande en físico y técnica, sin pasos intermedios para que los chavales se formasen. Bajar de categoría nos ha venido bien”, evalúa Chema. En el vivero del Vigo estaban germinando las primeras camadas nacidas con el oval bajo el brazo. Había que retroceder para esperarlos. Xoan acota: “Aproveitamos o tempo para seguir alimentando a creación de xogadores de casa”.

La rentabilidad ha sido casi inmediata. “Tengo un grupo muy bueno, con gente veterana que ha jugado en la élite y jóvenes bien preparados en la escuela, pero...” y en los puntos suspensivos condensa Chema la campaña en Liga Gallega: quince victorias y cero derrotas, con el 45-17 rotundo sobre el Ferrol en la final disputada en Vilatuxe.

Chema había estudiado al Ferrol, campeón del grupo norte. Sabía que en semifinales, contra Os Ingleses, se habían lesionado un par de sus extranjeros. El entrenador olívico, además, arregló un amistoso contra el Oviedo una semana antes. El cuadro asturiano avasalló al Kaleido. “Nos pegaron una pana. Nos preparó para un partido en el que pudiesen sobrepasarnos físicamente. Y todo nos salió de cara”.

Melé durante la final en Vilatuxe. @atlantic.photo.art

El Kaleido defendió en bloque, elevó la presión, incomodó a Ferrol, aprovechó sus errores e hizo sangre a la mano. Tras el 24-3 del descanso, los ferrolanos encadenaron dos ensayos (24-17). “El equipo estuvo fenomenal, manteniendo la disciplina y el orden”, completa Chema. Él milita en el Vigo Rugby Club desde 1994. Portaba el brazalete cuando se logró subir a la máxima categoría. Disfrutó de lo grande e igual ahora de lo modesto: “Es un orgullo ver que todos los pasos dan su fruto. Hemos mejorado en estructura. Es la leche que confíen en ti como entrenador y ver cómo los jugadores plasman lo que tú has concebido por estudios y experiencia. Y la idea es seguir creciendo”.

Sobre el césped de Vilatuxe estaba Tito, que le heredó a Chema el brazalete hace 11 años. Él ha sido actor protagonista en la larga aventura del Kaleido. Habla desde esa sustancia: “Me siento orgulloso de jugar con estos chicos que han estado conmigo desde que tenían 6 años. A algunos me tocó entrenarlos el año pasado”.

–A nuestro “diez” le doblo la edad–bromeó Mauro González, de 36 años, durante el festejo del título. Fiz, el apertura, ha cumplido 18.

“Hay muy buen ambiente”, asegura Tito sobre esa hibridación generacional. “Los chavales se aclimataron pronto. Es un vestuario abierto, en el que todo el mundo tiene opinión y voto. Eso facilita mucho”.

Tito, junto a Marcos, durante una melé en un partido de División de Honor contra el Barcelona. RICARDO GROBAS

Tito, ya que entrenador de base además de jugador, como varios, calibra con precisión la progresión de la entidad. “Cuando yo tenía 15 años, entre juveniles y cadetes éramos veinte. Ahora hay 250 o 300 jugadores, una burrada. Da gusto subir un sábado por la mañana y ver los campos llenos”. Es concretamente la imagen que entusiasma al presidente. “É moi motivante. Que os rapaces queiran desplazarse co equipo sénior para animar ós mesmo xogadores que os están adestrando pecha o círculo. Integramos todas as dinámicas. Retroalimentas un vínculo, que é algo único. Non é artificial. Nunca estructura sostida polo poderío económico non poderiamos manter este concepto de canteira. Se tanto queremos defender os valores humáns do rugby de traballo en equipo, esforzo e pertenza, é indisociable”, sostiene Xoan. “Forma parte dunha filosofía, dun xeito de entender o clube. Pensamos que tamén fortalece a Galicia como unha terra de rugby”.

Concluida la Liga Gallega, el Kaleido disputará la fase de ascenso desde el 23 de abril. Tres eliminatorias a doble partido lo aguardan. En caso de fallar en la última, otra adicional contra un equipo de Honor B. Su primer rival será el tercero del grupo de Euskadi, entre Arrasate y Elorrio. Los vascos se le han atragantado históricamente al Kaleido. “Recabaremos información. El rugby vasco se centraba mucho en el juego de delantera, agrupaciones estáticas, fuerzas... Todo evoluciona. Igual nos encontramos con un equipo joven como el nuestro, que juega a la mano”, indica Chema, que reconoce: “Creo que estamos un poco verdes para el ascenso; no en juego, sino en que tenemos 44 jugadores. Ascender supondría partirlo a la mitad al tener un equipo en Honor B y otro en Regional”. En todo caso, el Kaleido encara ese asalto “con ilusión”, a lo que Tito añade “potencial para llegar lejos, aunque seamos conscientes de que quizá sea demasiado pronto”. Xoan los apuntala: “Concordo. Ascender implica estar ata xuño con partidos de alta esixencia. Necesitas un equipo longo, reforzado, con moito kilo, moita capacidade física. Veremos onde nos sitúan os equipos vascos. Como mínimo o que temos é un premio e unha experiencia”.

Chema, celebrando el ascenso a División de Honor en el Valle de las Cañas. LOF

En ningún caso se rechaza la sorpresa. Se garantiza la terquedad. Chema ya ha pensado en refuerzos, sea cual sea la categoría, que serán canteranos retornados o gallegos que quieran “probar el siguiente nivel”. Tito, aunque va a nacer su segunda hija, se plantea resistir al menos una campaña más. Xoan promete que “elevarán o tiro” en este empeño: “Sempre tentaremos recuperar o lugar ó que pertencemos, que é a División de Honor”.

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