Otro miembro del Inforhouse Santiago advierte al entrenador, Pablo Leis:

–Pablo, Julia tiene el maillot al revés.

Julia Vaquero nunca ha dejado de ponerse nerviosa antes de las competiciones. Ni a sus 51 años, ahora que ha regresado con energías renovadas al atletismo. Con más razón justo antes del I Val de Soneira. Su estreno en el duatlón. Así que se ha equivocado al vestirse apresuradamente, en el cuarto de baño de una cafetería, la prenda que Leis le ha traído. No será su única precipitación. Se enredará con el casco o con el cambio de calzado en las dos transiciones. Los deslices de novata no le impedirán quedar quinta absoluta y ganar la categoría master. Completa los 5 kilómetros a pie, 20 en bicicleta y otros 2,5 a pie en 1.09.39,37. “Creo que se me dan bien las pruebas de fondo”, indica sin asomo de ironía la todavía recordwoman española de 5.000 metros. Julia va sobre ruedas. Incluso cuando galopa sobre sus piernas, como hará este domingo en la Vig-Bay.

Julia Vaquero va recolectando admiraciones, afectos y victorias en su resurrección deportiva. Ya pocos ignoran el viacrucis que sufrió desde antes de retirarse en 1999: diagnóstico de bipolaridad ahora en cuestión, carencias afectivas desde la infancia, angustias económicas... “La carrera más larga” es el extenso reportaje que Movistar Plus le dedicó hace escasas semanas. La historia de su redención, aún y quizá eternamente en proceso, culminaba con su participación en Valencia, cumpliendo así el viejo sueño del maratón.

Fue precisamente preparado ese maratón, que se disputó en diciembre, cuando Julia Vaquero unió al amor recuperado por correr el amor descubierto por rodar. Su entrenador, Fran Beneyto, introdujo en sus planes de preparación muchas horas de bicicleta. Beneyto quería proteger de los impactos el maltrecho pie derecho de la guardesa, donde siempre sentirá el llanto sordo de aquella antigua fractura. Y Vaquero empezó a volar aferrada al manillar.

Julia Vaquero, en el podio de la categoría master del Duatlón Val de Soneira.

Son varias las personas conjuradas para ayudar a Julia en su lucha. Beneyto le está haciendo también de manager. Le consigue pequeños premios o gastos pagados en pruebas. Y acuerdos como con la marca valenciana de ropa Faster o un seguro de vida. Amador Pena, el entrenador del Compostela, la fichó para el club y al conocer sus progresos ciclistas, la dirigió hacia Pablo Leis.

–No se te da mal la bicicleta para tu edad –valoró Leis.

El motor de Julia es de movimiento perpetuo y versátil. Jamás se agota. Otra cosa es su técnica. Nunca ha dejado de correr “como un pato”, como ella misma se describe. Y no tenía ni idea de cómo efectuar las transiciones de segmento en el duatlón. Leis le ofreció una clase acelerada en una visita de Julia a Santiago, diez días antes de ese debut en Vimianzo.

“Lo hice bien pero no estoy satisfecha”, indica sobre el resultado. “No pude calentar casi nada. Estaba muy verde y me sigo poniendo nerviosa. Pablo me estuvo explicando cómo colocar la bicicleta. La alcaldesa de Vimianzo me regaló una fotografía en meta, sin yo esperarlo. No estuve tranquila, pendiente de muchas cosas. Al verme después grabada, me atasqué mucho al ponerme el casco y las calas. Estrenaba el calzando de triatlón”.

A Julia le ha gustado la experiencia. Alguna de sus contrincantes, paradójicamente, superó a la olímpica en Atlanta en el primer tramo de carrera y ella remontó en bicicleta. Elogia a la ganadora, Aida García López, compañera en el Inforhouse Santiago, que fijó un crono de 1.06.30,21. “No la conocía. Es un portento”. A cambio, ella oyó exclamaciones de asombro por su rendimiento a su edad y en su primera experiencia como duatleta.

Perseverará. En la agenda que le ha elaborado Fran Beneyto, figuran el Campeonato Gallego de Duatlón, que se disputará en Pontevedra el día 16 de abril, y el de España, que Avilés acoge el 23. Irá combinando esas incursiones con pruebas atléticas, aunque no se plantea afrontar otro maratón. Al menos, este año. Si acudirá al Campeonato de España de 10.000 en O Barco, a finales de mayo, y al Campeonato de España de medio maratón en Paterna, en junio. Lo que descarta es el triatlón: “Tengo un problema de circulación en las manos. Se me ponen blancas. Si tuviese que entrenar natación....”.

A Julia, mito del atletismo español, recuperado para su escenario tras casi dos décadas de autoexilio interior, le aplauden ahora los aficionados si la ven entrenando por los laberintos de A Guarda. Se siente feliz con su actual pareja sentimental. “Estoy descubriendo por primera vez que te quieran y te valoren. He mejorado mi autoestima, aunque tengo algunos días de bajón”. Aunque siempre incómoda con la expectación pública, también ha mejorado su gestión de las miradas ajenas. Lo suficiente para participar en la prueba más emblemática del sur pontevedrés, esa Vig-Bay que este domingo regresa tras dos años de parón por la pandemia.

La organización, además de repetir el maratón que idearon para el vigésimo aniversario, añade a su oferta una alternativa de 10,5 kilómetros. Julia ha elegido el tradicional medio maratón. “Participé en una Vig-Bay en 2010, en una incursión que hice. Creo que mi tiempo fue de 1.28”. Buena memoria, la propia de los atletas con sus matemáticas. Quedó en el puesto 302 absoluto con sus 1.28.24. Esta vez no se planea ningún tiempo concreto. “Fran ya me ha dicho que nos lo vamos a tomar como un entrenamiento. Ve los ritmos a los que voy. La Vig-Bay es dura, especialmente si hace viento”. Más duro es resistir la tentación de imaginarse otro pasado menos doloroso. Porque a la vez es un pasado de gloria. Julia será hoy homenajeada por la revista Corredor en la sede del Comité Olímpico Española, en premio a toda su trayectoria. La carretera de Vigo a Baiona es pasarela el domingo de una leyenda viva.