María Araújo salta a la cancha en la Fonteta, recibe y lanza un triple. Como en otras 567 ocasiones durante su carrera en Liga 1. La viguesa anota. Como en 147 veces anteriormente. No es siquiera una canasta de extraordinaria importancia, como aquellas que impulsaron al Spar Girona hacia el título de Copa de 2021 o las que le granjearon la condición de MVP en el Europeo Sub 20. Tampoco destaca por la primicia, como aquella de 2011 en que debutó con las séniors del Celta, heredando la celeste de su madre, Ángeles. Sin embargo, el sonido del balón atravesando las redes le sabe a gloria a María: “Fue una sensación de alivio”. Diez meses después de romperse el cruzado de la rodilla derecha, la viguesa ha vuelto. “Aunque estaba tranquila, alguna lágrima se me ha escapado”, confiesa.

Sucedió el 30 de marzo, durante un entrenamiento, apenas dos semanas después de la gloria copera. “Múltiples estructuras afectadas”, rezaba el comunicado del Girona. Tanto dolor y tantos meses de calvario, comprimidos en tres palabras. María ha encontrado consuelo en su club, que en junio renovaba por una temporada su contrato. “Me han dado una tranquilidad enorme. Todo han sido facilidades desde que me lesioné. Me dejaron quedarme todo el verano y estar con preparadores y fisio 24 horas al día siete días a la semana. En ningún momento me han presionado para que jugase. Yo he podido tomarme el tiempo para hacerlo bien, sin prisas. Les estoy muy agradecida”, destaca.

Araújo sabía que su reaparición se aproximaba, aunque costó fijar la fecha definitiva. “Íbamos marcando una pauta. Pero hubo incertidumbre por el COVID, con el equipo confinado y todo”. Tras varias semanas de entrenamiento individual y colectivo exigente, cuerpo técnico, médico, fisioterapeuta y preparador físico se reunieron con ella.

–Creemos que estás lista. ¿Tú también te ves?

–Sí –contestó con rotundidad.

La visita a Valencia quedó así como la frontera a traspasar. Alfred Julbe la incluyó en la lista. Viajó con sus compañeras. Se vistió en el vestuario de la Fonteta. Realizó la rueda de calentamiento. Y al final, la señal de Julbe que llevaba casi 300 días esperando. Se recuerda “nerviosa pero de nervios buenos, de cuando vas a jugar una final. Lo mismo. No soy una persona que se ponga intranquila al entrar en pista y una vez entré, todos los nervios desaparecieron. Jugué con normalidad y naturalidad”. Solo cinco minutos, eso sí. “Es lo que había pautado. La idea es entrar en rotación e ir sumando minutos poco a poco. En el primer partido querían ver cómo reaccionaba la rodilla”.

María colaboró en lo que pudo en un triunfo trascendental. El Girona ganó por 55-61 el duelo entre candidatos al título, categoría que el Perfumerías Avenida completa. “Me imponía más que era un partido importante. Después de casi diez meses tenía que ver si podía estar a la altura. Que los entrenadores me diesen la confianza me ayudó mucho. Es una forma de empezar por todo lo alto”, celebra Araújo.

“He trabajado mucho la parte mental con ayuda. Es muchas veces lo que más perjudica en este tipo de vueltas, después de muchos meses. Hay que pasar momentos muy jodidos en los que la rodilla no responde, no eres tú, no eres capaz de hacer la mínima cosa. Mentalmente tienes que estar fuerte. El miedo no ha aparecido”, asegura la ala-pívot, consciente de que le queda un áspero trayecto por delante hasta recuperar su mejor versión. “Habrá momentos en que sentiré impotencia de no poder hacer las cosas que hacía antes pero poco a poco espero coger esa confianza y el ritmo. El camino de la lesión aún no ha terminado. Es un proceso. La primera etapa, que creo que es la más difícil, ya ha pasado. Ahora toca esta segunda que es recuperar sensaciones y volver a ser yo. Soy muy competitiva y exigente. Me costará ver que juego al baloncesto pero que la rodilla no está al nivel que estaba antes. La cabeza te puede jugar malas pasadas”.

Confía en que la progresión le alcance para tener protagonismo en las batallas más cruciales que restan. “Llego para lo bueno. Me quedan por luchar varios títulos por delante. El primero, la Copa”, señala. “Ya estaré con más rodaje y mis minutos podrán ser de más calidad para ayudar al equipo. En general, llegamos muy bien. Estamos recuperando a todas las lesionadas que teníamos”.

En el horizonte, ya a más largo plazo, queda recuperar su sitio en la selección. La lesión apartó a Araújo del Europeo y de los Juegos. España no participará en el Mundial. “El verano de 2021 está pasado. Tuve mi batalla mental también y está cerrada. Este verano es más relajado. Me lo puedo tomar para seguir mi recuperación de forma más ascendente, no todo de golpe”. Con ella de baja se produjo el relevo de seleccionador, con el nombramiento de Miguel Méndez, a quien ella conoció estando en la cantera céltica. “Miguel me ha escrito en la parte personal, para ver cómo iba la rodilla. Poder estar ahí dependerá más de mí, de mi recuperación, del nivel que esté, que de él. No hemos hablado de nada. Tampoco yo quiero hablarlo. Quiero ir sin presión, creciendo. Las cosas, si tienen que llegar, llegarán”.