Enero de 2018. El Ekaterinburg ha destituido al alemán Olaf Lange, su entrenador desde 2012. En el club ruso no se consienten vacilaciones. El escogido para recomponer tan cara maquinaria es Miguel Méndez. El presidente de la FEB, Jorge Garbajosa, lo llama. Méndez iba a dirigir en verano a la selección femenina U20 en el Europeo. Garbajosa sospecha que renunciará debido a las demandas de su nuevo cargo.

–Me comprometí con vosotros y voy a estar –le contesta Méndez.

Cumple su palabra. Se proclama campeón de la Euroliga embutido en un lujoso traje y acto seguido se arremanga, renuncia a sus vacaciones y logra el título continental con las jóvenes españolas. En ese momento, aunque nadie lo pueda sospechar, ha consolidado su candidatura al banquillo absoluto. Lo confesaba ayer Garbajosa en la presentación telemática del vigués. “Desde la federación damos mucho valor a la lealtad a un proyecto. Ese ejemplo de compromiso es como mínimo tan importante como su capacidad de entrenador”.

Y la capacidad de Méndez es máxima, como certifica su currículo y secunda Garbajosa. El dirigente le da la bienvenida de vuelta a esa casa federativa para la que ya ha logrado dos oros, dos platas y un bronce con las categorías inferiores. Con Celta, Rivas, Schio y Ekaterinburg acumula 22 títulos. “El candidato número 1 y único ha sido Miguel desde el primer día. Era el elegido”, asegura Garbajosa, que lo describe como un “magnífico y experimentado entrenador que sabe a lo que se enfrenta. Tenemos al mejor comandante al frente”.

Durante la presentación telemática planean de manera explícita los siete podios de Lucas Mondelo (tres títulos continentales, un subcampeonato mundial y otro olímpico, entre ellos). Y de manera tácita, el abrupto divorcio, no tanto por las decepciones del Europeo de Valencia y los Juegos de Tokio como por las fisuras del vestuario: renuncia de Nicholls, acusaciones detrato abusivo por parte de Cruz y Xargay... “No ha sido un verano fácil. Cuando tienes proyectos tan estables, afecta mucho menos. Con una transición ordenada hacia el futuro y relevo generacional, volver a ilusionarse es muy sencillo”, declara Garbajosa. “El listón está altísimo. Luchamos para alcanzar cada vez retos más ambiciosos. Por supuesto que hay presión, pero es lo que buscan las jugadoras. Ninguna viene a divertirse, vienen a competir”.

A Miguel Méndez lo requieren por su probada capacidad en situaciones de máxima exigencia y en el control de vestuarios complejos. Lo ha demostrado en el Ekaterinburg, al que agradece las facilidades para compaginar los dos trabajos. “Mi corazón tardó muy poquito pero mi cabeza se lo pensó un poco más”, dice el técnico de su decisión. “Mi contrato estaba abierto a este tipo de colaboraciones, pero necesitaba el empujoncito que me diesen los directivos de mi club. Mi situación personal también ha contado, con mi familia en mi ciudad, viviendo solo durante este tiempo en Rusia. Hace pensar. Pero todos los entrenadores tenemos como objetivo poder entrenar a la selección absoluta de tu país y representarlo en las grandes competiciones”

Méndez debutará en noviembre, en la ventana FIBA de clasificación para el Eurobasket de 2023, ante Hungría y Rumanía. Pilotará al equipo hasta los Juegos de París “como mínimo”, matiza Garbajosa. España no se ha clasificado para el Mundial de 2022. “El objetivo es ganar cada partido con el mejor baloncesto posible, a campo abierto, con muchos puntos partiendo desde la defensa. Nuestro objetivo no puede ser más ambicioso. París queda muy lejos”, fija Méndez, que anuncia una lista continuista para noviembre. A más largo plazo irá diseñando su propio proyecto. Nacho Martínez, eterno ayudante desde Rivas, lo acompañará.

El excéltico confía en Alba Torrens y Silvia Domínguez como líderes mientras las jóvenes se van asentando. No le cierra la puerta a Anna Cruz (“no tengo listas negras, llego limpio”). Y predica desde el inicio ese talante conciliador que la tormentosa situación del combinado nacional precisa. “Gestionar personas es la parte más complicada de nuestro trabajo. Si fuesen máquinas, poniendo el programa correspondiente los resultados serían siempre los mismos. Llevaré mi forma de actuar hasta el final. Seré lo más natural posible. Diré mi verdad a las jugadoras siempre, guste o no guste. Es una de mis máximas. En mi experiencia, ellas lo agradecen. Me pagan para tomar decisiones y equivocarme lo menos posible”.

En su discurso, la referencia a Mondelo es elegante: “La trayectoria de Lucas solo se puede nombrar como sobresaliente. Durante muchos años han coincidido generaciones del máximo nivel, con personalidad, carácter ganador y un talento que no se había visto hasta entonces en los equipos nacionales. Lucas ha sido un valor añadido y muchas veces el factor desequilibrante en los partidos decisivos. Respecto a su salida no quiero entrar a valorar nada. Me gustaría reconocer la herencia increíble que nos deja para la historia del baloncesto”.