El jeque Nasser Al-Khelaïfi debe de estar tirándose de los pelos. No solo por haberse quedado sin Liga y sin Champions sino por ver cómo Thomas Tuchel, el hombre que condujo al PSG a la final de Lisboa y al que él echó hace apenas cinco meses, no solo repetía final sino que la ganaba con el Chelsea.

El técnico alemán se coronaba cuatro meses después de firmar contrato con Abramovich, calcando la jugada de 2012, cuando Roberto di Matteo logró el cetro continental menos de tres meses después de convertirse en el inquilino del banquillo de Stamford Bridge.

La vía alemana ha dado a Abramovich la segunda corona continental. Antes de sacar del paro al extécnico del PSG en enero, el magnate ruso había exprimido la visa oro para llevarse dos lujosos souvenirs de la Bundesliga: Timo Werner (53 millones) y Havertz (80). Al primero, al que ya le debieron pitar los oídos por la acumulación de errores ante el Madrid, le debió maldecir en varios idiomas al ver cómo fallaba tres en un cuarto de hora. Por suerte el segundo enmendó los fallos de su compatriota. Siete toques bastaron al Chelsea, desde el portero hasta Havertz pasando por un pase brutal de Mount. Havertz, sorpresa en el once titular, correspondió a la confianza de Tuchel.’ Tras 11 partidos en blanco en Champions se estrenó a lo grande.

Otro alemán, Antonio Rudiger, tuvo también un papel decisivo en la final. El central, que juega una protección en la cara, fue a buscar sin balón a De Bruyne y sus cabezas chocaron. El mago belga, que dejó el Chelsea harto del desdén y las humillaciones de un Mourinho que se refería a él como un “niño llorón”, se fue entre lágrimas.

Kun Agüero, en su último partido antes de poner rumbo a Barcelona, también acabó llorando. Tuvo la ocasión más clara en el tramo final y puso el miedo en el cuerpo al Chelsea. Tuchel, no muy prodigado en aspavientos, alentó a la grada blue en busca del aliento extra para sus hombres en el tramo final. Una afición que contuvo el aliento al ver la última de Mahrez, pero que acabó festejando el título.

Tuchel alarga el dominio de los banquillos alemanes en la Champions. Después de que Klopp se coronara hace dos años con el Liverpool y Hansi Flick y el Bayern tumbaran hace un año a Tuchel en la final, el técnico del Chelsea pudo besar con pasión a la Orejuda.