El Granada apeló al espíritu de lucha y a su constancia para dar la vuelta al marcador y superar el 1-0 con el que se llegó al descanso, gracias al penalti marcado por Orellana, ante un Real Valladolid al que volvió a aparecérsele el mismo fantasma del miedo y la presión.

El cuadro andaluz, a pesar de ser el equipo español que más partidos ha jugado (50) y de su participación en Europa el jueves, no evidenció cansancio alguno.

Kodro tuvo la oportunidad de hacer el segundo gol local, aunque su disparo fue repelido por el travesaño. Ello espoleó al Granada, que estableció el empate gracias a una gran definición de Jorge Molina, que remató a placer tras el centro de Foulquier.

El gol noqueó al Valladolid y dio alas a un Granada que lograba dar la vuelta al marcador con un latigazo de Quini, al que no pudo llegar Masip. 1-2 y el equipo blanquivioleta hundido y sin margen para reaccionar.