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El sueño truncado de Rodrigo Conde en su carrera hacia Tokio: "El aplazamiento me ha matado"

El moañés decide abandonar el peso ligero por motivos de salud pese a contar con el billete

Rodrigo Conde recibió el apoyo del Concello de Moaña y el CEIP Seara en su camino hacia Tokio 2020 SANTOS ÁLVAREZ

Rodrigo Conde no estará en Tokio por decisión propia. El remero moañés había logrado el billete olímpico en el doble scull ligero, pero él mismo anunciaba en un vídeo su decisión de abandonar esta categoría por sus problemas para mantenerse en el peso de competición. Pese a estar a solo 4 meses de finalizar la Olimpiada más larga de la historia, con 23 años decide priorizar su futuro deportivo y su salud, tanto física como mental.

"No me compensa seguir pasando por todo lo que paso para llegar al peso de competición"

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El joven comunicaba la decisión a través de un vídeo en su perfil de Facebook, ya que pese a ser la primera vez que hacía algo así, lo veía necesaro "para poder entender la decisión". Pese a seguir la dieta de forma rigurosa y encontrarse cómodo con ella, la realidad ha podido con su voluntad. En el último examen médico la báscula marcó 79 kilos con un 7% de grasa, dejándolo sin margen de maniobra para mantenerse en la categoría: "me quedan 5 kilos de grasa corporal y aún tengo que perder 9 kilos". Una realidad alejada de cualquier relación entre deporte y salud.

A menos de 150 días para la gran cita de su vida la cabeza ha dicho basta: "No me compensa seguir pasando por todo lo que paso para llegar al peso de competición". Asegura que tanto su compañero en doble scull Manel Balastegui como sus entrenadores se han mostrado comprensivos con él. "Insomnio, ansiedad y mucho estrés" eran un peaje demasiado caro hacia Tokio, sumado a las circunstancias de la pandemia: "Después de la cuarentena he entendido que el camino también es importante, y que si no lo disfruto no vale nada".

No se trata ni mucho menos de un arrebato. El pasado mes de octubre acudía al Europeo casi obligado y cansado a nivel psicológico. Pensar en la dura preparación final le agobiaba, y es que su compañero y él debían adelgazar en la última semana para mantenerla categoría. "Nos metíamos con la calefacción en el hotel a hacer bici con 5 o 6 capas de ropa para poder deshidratarnos y perder peso". El 13º puesto en Poznan no le desanimó en los entrenamientos posteriores, pero sí le hizo ser consciente del sacrificio físico y mental que estaba haciendo.

Rodrigo Conde (izq.), junto a su compañero Manel Balastegui, en Poznan en 2018 tras la final. Rodrigo Conde, remero del Club Remo Miño de Tui, se proclamó ayer Poznan (Polonia) campeón del mundo en doble-scull peso ligero sub 23, junto con su compañero, el remero de Bañolas Manel Balastegui.

Pese a la dureza del anuncio, se tratará solamente de un punto y aparte en su carrera y no un final. El moañés considera que la limitación de peso estaba "capando su progresión como deportista". Echando la vista atrás a sus logros, entre los que destaca un título mundial juvenil, reconoce que la felicidad solo le duraba 15 minutos mientras recibía la medalla: "Tener siempre malos recuerdos de todos los años no es agradable". Aunque no quiere emplear el término depresivo, reconoce que lo ha estado pasando mal a nivel psicológico y ha optado por revertir la situación antes de que desembocara en dejar el deporte.

Conde reconoce, ya entre risas, que entenderá que le digan que está "como una cabra, porque siempre lo he estado"; pero que en esta situación debe ser egoísta y ver por su bien. Porque disfruta remando y en cada serie de entrenamiento, pero que pensar en su peso le estaba alejando de ese estado natural. Curiosamente, asegura que está en su mejor momento a nivel físico.

"A mí el aplazamiento de los Juegos me ha matado, el verano pasado iba todo bien"

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El palista del Club Remo do Miño de Tui no ha perdido el tiempo tras el anuncio y este sábado participa en un control de marcas de la federación española en Cataluña. Allí ha debutado como peso pesado con victoria en las eliminatorias y es optimista de cara a los "trials" que se celebrarán la próxima semana. A ellos acudirá sin presión, pero con la posibilidad colarse en la repesca olímpica de este verano y estar finalmente en Tokio aunque sea en otra categoría.

De esta forma, seguirá entrenando "más y mejor que hasta ahora" y que espera "vernos pronto en unos Juegos Olímpicos", ya que no da por perdida esa batalla. El aplazamiento de la cita nipona a 2021 "lo ha matado" ya que el verano pasado todo iba bien en la preparación, pero asume que son cosas que pasan fuera de su control y prefiere no darle vueltas. Habla sin complejos de París 2024 consciente de que si ha logrado la plaza una vez, podrá hacerlo dos. Y es que paradójicamente, ha soltado lastre y navega con decisión.

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