El Club Voleibol Vigo es de los que ha descubierto con amargura que 2021 puede resultar incluso peor que 2020; con las mismas limitaciones de la pandemia y en su caso, con peores resultados dentro de la cancha. La escuadra olívica todavía no ha ganado en el nuevo año. Tres derrotas consecutivas aproximan a los vigueses al descenso. No militan en la tercera categoría desde comienzos de los ochenta, cuatro décadas atrás. Aunque todo resulta confuso en una Superliga 2 cambiante, líquida, Guillermo Touza opta por el realismo más áspero. “Tenemos que asumir donde estamos y pelear”, arenga el presidente.

El Vigo se entregó al descanso navideño con la alegría de su 3-2 sobre el Grupo Laura Otero. Cuatro victorias y otras tantas derrotas constituían en aquel 12 de diciembre su balance. Equilibro absoluto para situarse en el fiel de la balanza: quinto de nueve. Pero el parón se prolongaría más de lo pensado, con dos rivales aplazando partidos por COVID. Y después, entre disputados y recuperados, tres tropiezos consecutivos han llevado a los vigueses a la penúltima posición.

“Se terminó muy bien los últimos partidos de diciembre. Habíamos ido haciendo frente a los equipos. Teníamos un nivel muy bueno. Los líderes perdían el primer puesto en Vigo. Pero el parón navideño nos afectó mucho”, confirma Touza. “Esperaba que el nivel no hubiese bajado, pero en la práctica ha sucedido.”. Para los rivales, en cambio, la transición ha sido positiva: “Todos los equipos con los que jugamos en la primera vuelta no tienen absolutamente nada que ver con los que jugamos en la segunda. Han fichado dos o tres extranjeros para reforzarse. Nosotros mantenemos la filosofía de siempre, trabajar con la base y tirar para adelante”.

La estructura competitiva del voleibol español se remodeló, como en otros deportes, tras la cancelación de la pasada temporada. La Superliga 2 pasó de dos grupos de doce equipos a tres de doce, aunque en la práctica no se cubrieron las plazas y se han quedado en tres grupos de nueve. El acuerdo asambleario establecía nueve descensos. Entre los cuatro que descendiesen desde Superliga 1 y los dos que ascendiese desde Primera, en el ejercicio 2021-2022 se podría recuperar la división en dos grupos de doce.

Es un acuerdo asambleario que no se refleja en las bases de competición. Igualmente se ha hablado de solo ocho descensos –el grupo del Vigo, según la puntuación actual, sería probablemente el que tendría solo dos plazas–. “Eso, pensando que todo fuese normal, pero la competición no se está desarrollando de manera normal”, reflexiona Touza. Con tantos partidos aplazados, difícilmente la competición regular concluirá a finales de marzo conforme a lo previsto. “Si auscultas a la gente, les parece bien que haya tres grupos de doce el año que viene porque la competición este año es irregular en todos los sentidos”.

Con todo, el Vigo no puede confiarse a una decisión administrativa. Tampoco resignarse, aunque en la inferior se aliviasen algo los gastos. “En voleibol, salvo raras excepciones, funciona la lógica. Hay equipos de nuestro nivel que tienen que perder contra otros”, echa cuentas Touza, que mantiene su fe en la salvación.