José Juan, que creció como tantos futbolistas soñando con grandes estadios, paradas salvadoras y partidos ante los equipos más grandes del mundo, obtendrá mañana el justo y hermoso premio a su perseverancia y a su longevidad como deportista. El portero vigués, que cumplió a finales de diciembre los 41 años, se enfrentará en El Collao al Real Madrid dentro de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey. Un guiño del destino, una recompensa inesperada para quien ha construido de forma discreta una carrera que ya dura más de dos décadas desde que en 1999 debutase en el fútbol “profesional” en el filial del Valladolid. Hace algo más de un año, asentado en el Levante español tras su estancia en el Elche, decidió incorporarse al Alcoyano sin más aliciente que el de seguir estirando su currículo. El buen rendimiento del equipo y la necesaria fortuna del sorteo hicieron el resto: “Me lo tomo como un premio a mi carrera, como un día para disfrutar de enfrentarme a algunos de los mejores porteros del mundo”.
Este vigués que comenzó jugando en el Independiente ha disputado casi cuatrocientos partidos en las diferentes categorías del fútbol español. Aunque su discreción se lo impide podría escribir un tratado sobre los entresijos que mueven este deporte lejos de los grandes focos. De todos esos partidos solo uno fue en Primera División. Sucedió en 2003 cuando era el portero del Celta B y cubría las eventuales ausencias en la lista de convocados de Cavallero y Pinto. Poco tenía que ver aquel equipo con el actual que ha decidido poner su meta en manos de la gente de su casa. José Juan, que impresionaba en el filial, siempre encontró un muro insalvable en la portería del primer equipo. Pero un domingo de mayo de 2003 se sentó en el banquillo de Balaídos porque Pinto tenía varicela. A falta de media hora, Cavallero se lesionó y Lotina le hizo un gesto para que saltase al campo. José Juan (Josiño en sus inicios) pisó el terreno de juego con 2-1 a favor de un Celta que resistió gracias a sus paradas las acometidas de los santanderinos. La grada estaba feliz con él, pero Ramírez Domínguez alargó el descuento hasta el minuto 99. Y justo en ese momento llegó el desastre. Saque de esquina en contra, José Juan mide mal la salida y Diego Alonso cabecea a la red. Inconsolable en el vestuario, el portero vigués sintió aquel gol como una cuchillada. Sus compañeros le consolaban con el muestrario de frases hechas que acompañan esos momentos, pero en su cabeza solo había espacio para mortificarse. Después de esa media hora jugó un partido de vuelta de Copa del Rey en 2004 ante el Alavés. Ganó el Celta, pero acabaron eliminados.
Y ahí se acabó la aventura de José Juan en el Celta. La puerta del primer equipo estaba sellada y él se marchó a hacer fortuna. Pasó por las porterías del Ourense, Ciudad de Murcia, Granada 74, Aguilas, Granada y en 2012 llegó a Lugo. En el Anxo Carro vivió sus mejores días en el fútbol profesional. Idolatrado por los aficionados, que le crearon una canción con la música del “Gloria” de Umberto Tozzi, el vigués jugó a un nivel sobresaliente hasta 2017. Su figura se venera aún en el estadio lucense. “Son los años en los que posiblemente más he disfrutado del fútbol. Por mi rendimiento individual, pero también por el juego del equipo”. Era el Lugo de Quique Setién, a quien define como “un entrenador que siempre va de cara”.
Tras cerrar esa etapa José Juan se fue al Elche, en Segunda. Allí perdió el puesto a manos de Badía (portero que está impresionando en Primera) y con 39 años aceptó la propuesta del Alcoyano. Pensó en jugar un año y retirarse tal vez, pero el ascenso a Segunda B y su buen estado le invitaron a continuar: “Me siento bien. Cada año he decidido perder un kilo de peso para sentirme más ligero y la verdad es que me va muy bien”. Por eso no se marca planes inmediatos: “Si a final de temporada el Alcoyano está contento conmigo pues supongo que continuaré un año más”. No es su objetivo, pero a los 41 años podría ser pronto el “abuelo” del fútbol español. Solo le supera un futbolista en edad en las categorías profesionales: César Caneda, central del Logronés y que nació 19 meses antes que él.
Sus planes vitales también han virado. Hace poco abrió una tienda de productos gourmet en Albacete, ciudad en la que pensaba instalarse. Pero la pareja, enamorada del sol del Mediterráneo, ha terminado por cerrarla convencidos de que instalarán su residencia definitiva en Elche.
Pero antes de todo eso,José Juan vivirá mañana uno de esos momentos con los que soñaba desde pequeño. Verá de cerca al Real Madrid y tratará de frenar a los Benzema, Hazard y compañía. “Tenemos ilusión de plantarles cara, de hacérselo pasar mal y si tenemos algo de suerte....” Solo lamenta que la gente de Alcoy se lo pierda. La incidencia del coronavirus en la localidad está desatada y las gradas del Collao estarán vacías para asistir a uno de los grandes días en la larga vidade José Juan.
