Duro golpe para el Rápido de Bouzas, que sumó su segunda derrota consecutiva, las dos en Bouzas, y se aleja seis puntos de los puestos que evitan disputar la fase por la permanencia en la categoría. El equipo entrenado por David de Dios es un cúmulo de nervios. En el momento en el que encajan un gol se desmoronan y no son capaces de enderezar el rumbo y darle la vuelta al partido.

Y es que el equipo aurinegro comenzó muy bien el choque de ayer ante el Ribadumia en el Pujales. Controlando el centro del campo, y moviendo el balón con criterio, consiguieron meter en su área a un Ribadumia que tardó quince minutos en hacer la primera visita al área defendida por Álex Vila. De hecho, las primeras ocasiones fueron para el Rápido por mediación de Adrián, que remató de cabeza un centro desde la derecha de Álex Pérez y, poco después, era Carlos Pereira quien estrellaba un balón en la cepa del poste

La situación para el equipo visitante no era fácil, lo que obligó a Luis Carro a plantearse el primer cambio a la media hora de juego, porque no le gustaba nada cómo estaba la cosa.

Pero de poco vale dominar al rival si no eres capaz de marcar y eso le volvió a pasar factura al Rápido. Después de unos primeros quince minutos de claro color local, el Ribadumia comenzó a sacarse la presión de encima. Mediado el primer tiempo, Monchito daba el primer aviso con una llegada al área que no logró materializar y poco después era Charles quien remataba de cabeza, saliendo el balón fuera por poco.

Aparecieron los nervios en el Rápido. A poco más de quince minutos para el final del primer tiempo, Monchito no fallaba en su segunda gran ocasión y ponía al Ribadumia por delante. Quedaba mucho tiempo de partido, pero la situación no era propicia para los vigueses, a los que se le volvieron a aparecer los fantasmas.

Cierto es que los jugadores del Rápido no se escondieron, pero el guión del partido había cambiado demasiado con respecto al planteamiento inicial, y podían más el corazón que la cabeza en el intento de juego ofensivo de los jugadores locales.

Tras el paso por el vestuario, el Rápido le puso corazón, pero la efectividad la puso el Ribadumia, con un balón al área en donde Fandiño remató solo en el punto de penalti haciendo el segundo tanto de la tarde. Fue un mazazo para los jugadores entrenados por David de Dios. El técnico reaccionó con rapidez con un primer doble cambio en el que entraron Berni y Canhoto, pero la situación no variaba en exceso y el Ribadumia continuaba jugando muy cómodo, controlando el partido y dejando que los vigueses se fueran desgastando y siempre presa de una desolación que deja al equipo en una delicada posición.

En estos momentos, más que lo que dice la clasificación, seis puntos para la salvación son dos partidos, lo que más pesa es la cabeza y esa sensación de que hay que marcar primero para poder sacar el partido adelante, porque si el rival se adelanta en el marcador, la situación se convierte casi en una misión imposible. A pesar de la situación, el equipo debe pensar que para la segunda fase cuentan los puntos de esta, por lo que es importante sumar los máximos posibles.