“Lo necesito como el aire que respiro. Sin público, el fútbol no es nada. Lo echas de menos y no te das cuenta de lo mucho que lo necesitas hasta que no puedes ir al estadio”. Estas fueron las reflexiones para Associated Press de Lewis Boles y Ben Weeden, dos socios del Arsenal, después de pisar por primera vez el Emirates Stadium 271 días después. Doloroso como un parto, nueve meses han pasado para que el fútbol con público vuelva a nacer en Inglaterra.

Lewis Boles y Ben Weeden fueron dos de los 2.000 afortunados que pudieron conseguir entradas para poder ver a su Arsenal derrotar por 4 a 1 al Rapid Viena en la Europa League. Ambos tuvieron la suerte de su lado, pero lo cierto es que también fueron veloces. Las 2.000 entradas se agotaron en 20 minutos. Para entender mejor la fiebre que se vivió en la compra de los billetes es preciso contextualizar que el Arsenal ya estaba clasificado para los dieciseisavos de final de la Europa League y que el rival, el Rapid Viena, pese a ser un conjunto con mucho prestigio en los años 50 y 60, es el actual tercer clasificado de la Bundesliga austríaca.

No era el quién, sino el qué. Era el reencuentro entre la afición y el equipo después de demasiado tiempo separados. “Eran sólo 2.000, pero sonaban como si fueran muchos más”, dijo el técnico español del Arsenal, Mikel Arteta, tras el partido.

El Emirates Stadium pudo abrir sus puertas al público el jueves porque Londres es una ciudad situada en el nivel 2 de alerta por coronavirus. Hace dos semanas, el Primer Ministro británico, Boris Johnson, anunció que desde el 2 de diciembre todos los clubs situados en ciudades en nivel 2 podían permitir hasta un máximo de 2.000 espectadores en sus campos. Es el caso de Londres (Arsenal, Chelsea, Tottenham, West Ham, Crystal Palace, Fulham) o Liverpool (Liverpool, Everton). Las clubs de ciudades en nivel 1 pueden aceptar hasta 4000 aficionados. Sin embargo, en la Premier League no hay ningún equipo de Cornwall o de la Isla de Wight, los únicos dos condados con la alerta más baja. Peor suerte corren por ejemplo los equipos de Manchester (United y City), ya que al estar situados en el nivel 3 de alerta no pueden abrir los estadios.

Esto significa que este fin de semana volverá también el público en la Premier League. En cuatro partidos se admitirán hasta 2.000 espectadores: West Ham-Manchester United, Chelsea-Leeds, Tottenham-Arsenal y Brighto-Southampton. Para repartir las entradas, la gran mayoría de clubs optarán por un sistema de sorteo.

Los afortunados deberán seguir también un protocolo de seguridad rígido. Entre otras muchas medidas, solo se aceptarán aficionados locales; se mantendrá una distancia de seguridad prudencial entre los espectadores, que estarán sentados en asientos separados; no se permitirán abrazos, choques de manos ni palmadas, y la mascarilla será obligatoria.

Este es solo el primer paso de un plan gradual que a lo largo de la temporada, en función de la efectividad de las vacunas y el retroceso del virus, pretende que los estadios se vayan llenando. Sin embargo, hay unos cuantos clubs interesados en acelerar el proceso, como el Manchester United, que ya anunció en octubre que Old Trafford era capaz de albergar 23.500 espectadores (de los 76.000 totales). De momento, los red devils tendrán que esperar. Las prisas nunca fueron buenas consejeras.