Había vuelto Maradona a la liga española después de llevar a la gloria al Nápoles. Recaló en el Sevilla lejos de su plenitud, pero la calidad le seguía sobrando. Por ejemplo, para clavar una falta por encima de la barrera con la rutina de quien pide un café en el bar de siempre. Esa fue una de las dos cosas que hizo con el balón en los pies en su último partido en Vigo, un 22 de noviembre de 1992. La otra fue poner una asistencia en la cabeza de su compañero Rango, para que colocase el 1-2 definitivo en un partido atribulado: el árbitro Díaz Vega dejó al Celta con siete sobre el campo. "Maradona cumplió. Sin hacer un buen partido, su actuación (amén de la de otros) fue decisiva", arrancaba Benigno de la Torre en las páginas de FARO una columna dedicada al desempeño y a las declaraciones del 10.

"El Sevilla no jugó como para que esto acabara así. Yo creo que los jugadores del Celta se pusieron un poquito nerviosos a raiz de la primera expulsión. Después el árbitro también se puso nervioso y, bueno, terminó como terminó", analizaba Maradona después del partido, con un punto de distancia más propio de un comentarista que de uno de los protagonistas de un choque tensísimo, que tuvo los silbidos y las protestas del público como banda sonora.

El 'Pelusa' incidió en la idea de que su equipo no había tenido nada que ver con la batalla campal que se había vivido sobre el cesped: "Nosotros no tuvimos nada que ver. Los muchachos del Celta se pusieron nerviosos, se puso nervioso el árbitro y se lo echó a ellos. Nosotros no provocamos". De nuevo con tono de comentarista, pero también del que se divierte jugando a la pelota y se queda chafado cuando no hay competencia, añadió que mientras hubo 11 contra 11 fue un "partido digno, en el que la gente se divirtió. Después ya no..."

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"No soy defensor de nadie, pero hablar se puede hablar con el árbitro. Estamos en democracia"

También aprovechó los micrófonos para dejar una reflexión crítica sobre la propensión de los árbitros a castigar las protestas. El comentario trasluce un cierto carácter ácrata: "Ya lo vengo diciendo desde hace tiempo. Aparentemente, los jugadores de fútbol parece que no podemos hablar y esto hoy quedó demostrado con los chicos del Celta. Yo no sé, no soy defensor de nadie, pero hablar se puede hablar con el árbitro. Estamos en democracia. Yo no sé que le dijeron, pero veo que con facilidad se saca mucha tarjeta roja por hablar y no por las patadas. En definitiva, se está perjudicando al espectáculo".