La pregunta es rápida, y la respuesta, inmediata: "¿Qué es lo que más echamos de menos de estos fines de semana de gran premio en los que no tenemos a Marc? Muchas cosas, pero, sobre todo, tal vez, las risas, las bromas, la alegría. Marc es extremadamente serio en el trabajo, muy riguroso y exigente, pero, después de recoger, nos reímos mucho, Y eso no solo es sano, sino que forma parte de nuestra manera de afrontar el reto de seguir ayudándole a ser el mejor".

Santi Hernández, ingeniero de pista del actual campeón del mundo de MotoGP, lleva, como Carlos Liñán, su jefe de mecánicos, diez años junto a Márquez. Después de 128 grandes premios de MotoGP consecutivos, conquistando seis títulos y 95 podios (56 victorias), tienen la sensación de enorme soledad. "Me recuerda aquellos duros, durísimos, meses del 2011, en Moto2, cuando tuvo aquel problema de visión que también nos alejó de él unos meses", comenta Liñán.

Lo primero que señalanr Hernández y Liñán es la pulcritud, la profesionalidad y "sobre todo" el tacto y amabilidad del alemán Stefan Bradl, el piloto probador de Honda ?precisamente quien le ganó al catalán el Mundial de Moto2 en aquel 2011?, al que le ha caído el marrón de sustituir al campeón.

Es ahora, casi sin querer, cuando interviene Alberto Puig, team manager, máximo responsable deportivo, del equipo campeón: "Este es, sí, un deporte individual, pero que empieza en el equipo, en la fábrica, con cientos de personas persiguiendo el éxito. Y es en momentos así, de dureza, de dificultad, cuando el equipo ha de salir a la luz para mantener viva la ilusión de los pilotos. Y eso es lo que estamos tratando de hacer, especialmente con Marc o con Cal [Crutchlow], que también está sufriendo mucho".

A lo largo de esos 128 grandes premios consecutivos en los que Marc ha convertido a Honda en campeona cada año (a excepción del 2015), el matrimonio ha sido total y exitoso. "Honda nació y está en las carreras para investigar, crear, inventar, desarrollar y ganar, y es evidente que todo eso, teniendo a Marc, es mucho más fácil de lograr".

"Todo el mundo sabe o intuye que intentamos ser una familia y más ahora que tenemos a Àlex en el otro lado del box ?comenta Hernández?, pero lo mejor que tiene convivir con Marc es que desde el minuto uno del jueves, cuando llegamos al circuito, lo único importante es el trabajo. Las risas vienen luego. Con Marc lo tienes que tener todo preparado. Él arriesga tanto, tanto, que has de pensar que, tal vez, tendrás que hacer la moto nueva en minutos. Con Stefan es distinto, él es el piloto probador, no está aquí para ganar. Es más, con él estamos probando muchas cosas para Marc".

Hernández intenta que su equipo no pierda nunca el buen humor, el buen rollo: "Seguimos manejándonos con el WhatsApp de siempre y, por supuesto, haciendo las habituales videollamadas que hacíamos con Marc, ni más ni menos".

A Liñán no le duelen prendas reconocer que jamás pensó que la vida le sorprendería tanto. "Lo que estamos viviendo todos este año era inimaginable, vivir como vivimos y competir en las condiciones que competimos, me parece increíble. Es por ello que, desde el propio Marc a todo el equipo, nuestro primer deseo es que vuelva la antigua normalidad para todos. Pero, por otro lado, la lesión de Marc nos permite vivir el estado de ánimo, de trabajo, de incertidumbre y dureza que viven muchos otros equipos, aquellos que pelean para acabar el 8º o el 10º, sensación que nosotros jamás habíamos experimentado".

Ni que decir tiene que el equipo de Márquez solo quiere el bien de su piloto, señala Liñán: "Lo único que queremos es que Marc se cure del todo y, como dice él, vuelva al cien por cien. El mundo, y nosotros, volveremos a disfrutar del mejor Márquez, del más espectacular. Ha de tomárselo con calma. "Es joven, tiene solo 27 años. ¡Mira 'Vale', tiene 41! Ya tendrá tiempo de seguir ganando", comenta Hernández.