París siempre es una recompensa, ya sea en julio, con las hojas verdes de los Campos Elíseos, o con todos los colores de los árboles que ya anuncian el otoño. Llegó el Tour a la capital francesa, que era lo esencial este año, más allá de quién fuera el ganador, porque era una victoria sobre el coronavirus. Pero fue una llegada doblemente feliz porque el jersey amarillo lo llevaba una flamante estrella, un chaval que hoy cumple 22 años, que se llama Tadej Pogacar, y que se convirtió por su desparpajo, por su valentía, por su corazón, por su pundonor, por su inteligencia y por su fortaleza en el abanderado del ciclismo del futuro. ¡Si ganó el Tour casi sin equipo! Solo ante el peligro y haciendo que el superpotente Jumbo no solo trabajase por un Primoz Roglic caído en desgracia, sino para él.

Por todos estos detalles expuestos, Pogacar ya ha cautivado el alma de los campeones del pasado y va camino de convertirse en una estrella de dimensiones extraordinarias. Solo Eddy Merckx, en su debut, 1969, fue capaz de llegar a París con los jerseis de líder de la general, de la montaña y de los jóvenes. Hasta que apareció Pogacar.

"Lo que más me ha enganchado de Pogacar es que es un corredor sin miedo a atacar. Lo hizo una, dos, tres veces, las que hiciera falta. Tiene desparpajo. Me gustó que el sábado dijera que se aficionó al ciclismo viéndome ganar en 2009. A su edad yo hacía igual, atacaba, atacaba y atacaba. Ha hecho algo tremendo. Y ha ganado sin tener un equipo estilo Jumbo o Ineos, sin grandes apoyos. Tenemos Pogacar para rato", afirma Alberto Contado, vencedor de los Tour de 2007 y 2009.

Pogacar, en unos Campos Elíseos casi sin gente, por las medidas anticovid, llegó dejando convencido a Pedro Delgado (ganador del Tour 1988) que había provocado un cambio al romper todos los esquemas al conseguir la victoria en el Tour sin un super equipo a la espalda. "Todos pensábamos que el Tour lo ganaría un ciclista como Roglic con un Jumbo detrás o un Bernal apoyado por un gran Ineos. Y no. Pogacar ha demostrado que un corredor grande que no dispone de un equipo potente se sabe manejar para ganar en París. Si eres un grande triunfas igual porque tienes clase para llegar de amarillo".

De la misma manera, Óscar Pereiro, vencedor del Tour de 2006, considera que Pogacar entró triunfador en París porque peleó por la victoria final "con el corazón". "Ya se vio el año pasado en la Vuelta, que estuvo a punto de ganarla, tiene personalidad, tanta, que ha vencido a ese ciclismo táctico y calculador que dominaba este deporte durante los últimos años. Y, además, ha demostrado que no era cierta la teoría que decía que para ganar en París era necesario llegar antes y conocer la carrera. Él marcará época, como hizo Merckx, quien también ganó en su primera participación consiguiendo como Pogacar todos los jerseis que había en juego", menos el verde porque no se lo disputó al irlandés Sam Bennett.