La 'burbuja' del Abierto de EEUU no es tan impermeable como esperaban los organizadores. El positivo de Benoit Paire lo ha puesto en evidencia y ha levantado las dudas sobre los protocolos que se han adecuado para permitir que los 11 jugadores que habían estado en contacto con el tenista francés, como Adrien Mannarino y Kristina Mladenovic, pudieran jugar ayer sus partidos y superar la ronda.

Las extremas medidas de seguridad no han sido cien por cien efectivas y la propia USTA lo ha admitido al pasar a llamar "ambiente controlado" a la burbuja. Un cambio semántico significativo. Los organizadores saben que para tener una 'burbuja' real sin riesgo de contaminación, el protocolo aún debería ser más drástico. Pero para eso se habría tenido que montar una pequeña ciudad olímpica en Flushing Meadows.

Ese no es el caso en Nueva York donde la mayoría de personal médico, transporte, seguridad, restauración, limpeza, federativos de la USTA y técnicos o empleados de los dos hoteles oficiales, que están en contacto con los jugadores, se marchan a su domicilio tras su jornada laboral, con el único control diario de la temperatura a la salida y entrada del recinto. Por no hablar de la entrega de alimentos a los hoteles y otros servicios, que también contribuye al contacto con el mundo exterior.

"Creo que no hay lugar más seguro en el mundo ahora mismo. Quizá si te encierras en una cueva, o estás en medio del mar, no sé", insistía en una rueda de prensa virtual el austriaco Dominic Them, tras conocerse el positivo de Paire. El tenista francés no es de la misma opinión que el nº 3 mundial y en su red de Instagram ha acusado a los "funcionarios de la USTA" de haber engañado con "una burbuja falsa". Paire está confinado en su hotel y ha explicado que se encuentra bien de salud porque no tiene ningún tipo de síntomas.

"Estamos como en una burbuja dentro de la burbuja", explicaba Mladenovic, que estuvo en contacto con Paire en un entrenamiento y en el hotel jugando a las cartas. La tenista francesa temió por un momento que fuera expulsada. Para evitarlo, ella como los otros 10 tenistas implicados, han firmado un nuevo un protocolo en el que están obligados a permanecer en su habitación, efectuar los desplazamientos individualizados y limitados del hotel a la pista para entrenar o jugar, sin acceso a los vestuarios, gimnasio o zonas de ocio, además de pasar un test diario en una especie de "cuarentena activa".

Si esas duras medidas se establecieran en la próxima gira de tierra europea tras el Abierto de Estados Unidos, los torneos que preceden a Roland Garros (Roma y Hamburgo) no podrían celebrarse. Y lo mismo sucedería con los que preceden al Masters ATP de finales de año.