Koeman tiene prisa. No lleva ni una semana siendo entrenador del Barça, pero no deja de usar el teléfono. Tiene prisa por pergeñar el nuevo proyecto deportivo, que arranca el próximo domingo en la ciudad deportiva de Sant Joan Despí con las pruebas PCR a la plantilla. Ayer, el técnico llamó primero a Luis Suárez para anunciarle que no contaba con él. Quizá ya se intuía el nueve esa mala noticia, pero no esperaba por esa vía. Luego, Koeman charló con Arturo Vidal y también con Ivan Rakitic para decretar el final de algunas vacas sagradas del vestuario, tal y como se había anunciado la pasada semana.

Otras, en cambio, aún entran en el mapa del futuro inmediato, como ocurre con Busquets y Jordi Alba, aunque su rol en el equipo ya no será tan intocable como antes porque el nuevo técnico azulgrana quiere estimular la competitividad al máximo para derruir viejas jerarquías que habían anidado en el Barça. Messi es, por supuesto, el pilar sobre el que Koeman quiere articular el proyecto, consciente como es, eso sí, de las dudas que embargan al capitán tras la larga conversación que mantuvieron ambos cara a cara -sin intermediario alguno- el pasado jueves.

CHARLA BREVE CON EL '9'. Con Messi, habló de todo. Con Suárez, en cambio, todo fue mucho más breve, al punto de que no duró más de un minuto esa llamada telefónica. Al uruguayo le disgustaron, y mucho, las formas del Barça, tras haber denunciado que esas filtraciones le ubicaban como si fuera el único culpable del 2-8 de Lisboa. Se sentía molesto el nueve porque entendía que el tercer máximo goleador de la historia, tras Messi y César, y por delante de Kubala, no merecía esa vía tan impersonal renegando de su pasado.

Está enfadado Suárez con la directiva y, especialmente, con Bartomeu, que ha desaparecido del foco mediático tras echar a Setién y nombrar a Koeman. Al holandés, que como admitió ayer, no le cuesta ser directo, le corresponde ejercer de entrenador. Él dice quién le sirve y quién no para su nuevo Barça. Primero, técnico; luego capataz. Es quien diseña, comunica y ejecuta la reestructuración que considera necesaria.

En plenas vacaciones, Suárez recibió la llamada de Koeman para anunciarle que podía ir buscándose equipo porque se ponía fin a sus seis años en el Camp Nou. El Ajax, que ya se interesó hace un par de meses por él, el Inter de Miami y el mercado italiano aparecen como primeros candidatos para recibir al uruguayo.

En Barcelona, entretanto, se abre otro foco de incógnita sobre la respuesta que tendrá Messi al ver el trato que ha tenido la directiva con su mejor amigo en el equipo. Ahora le corresponde a la junta encontrar la vía de salida del goleador, a quien le queda un año de contrato, con cláusula si jugaba el 60% de partidos para extenderlo hasta 2022. Podría hasta darle la carta de libertad al delantero, que ha marcado 198 goles con la camiseta azulgrana desde que aterrizó en el Camp Nou (2014), procedente del Liverpool tras invertir 81 millones de euros. Y el Barça incluso podría asumir una parte de la ficha que le queda del curso que viene.

LAUTARO, DEPAY... Falta saber, sin embargo, qué papel adoptará el delantero tras sentirse acosado por la directiva, convencido como estaba él de que podía "seguir aportando mucho" al Barça. Y se aferra al rendimiento que ha ofrecido esta temporada, con 33 años, firmando 21 goles y 12 asistencias en los 36 partidos, teniendo en cuenta, además, que fue operado de la rodilla derecha en enero.

La marcha de Suárez, que aligeraría la cargada masa salarial del club, es el primer paso para que el Barça acometa el fichaje de otro nueve: Lautaro, el argentino del Inter (23 años), y Depay, el holandés del Olympique de Lyón (26). Aunque la secretaría técnica también maneja otras alternativas.

Pero la revolución de Koeman no solo empieza con Suárez, uno de los intocables gracias a su excelente rendimiento, siendo el nueve que mejor ha entendido en el campo (y fuera) a Messi, por encima de Etoo, Villa o Ibrahimovic, entre otros, sino que afecta a otros jugadores, como Rakitic y Arturo Vidal. Ambos, al igual que el uruguayo, acaban contrato dentro de un año.