Una jueza -Carmen Lamela-, 645 días en prisión preventiva, 13 peticiones de libertad denegadas, 10 libretas de memorias, unos 2 millones de euros del Estado invertidos en su acoso, más de un millón en minutas de abogados hasta la absolución. Sandro Rosell (Barcelona, 1964), empresario, expresidente del Barça, independentista solo de corazón, da cuenta de todo en "Un fuerte abrazo" (Rosa dels Vents), cuyos beneficios irán al padre Paulino, el cura culé de Soto del Real.

-¿Qué ha sido todo esto?

-Una vendetta. Quien lo inicia es una sola persona, capaz de movilizar las cloacas del Estado. Y una vez pone la rueda en marcha, en un ambiente propicio, se suman otros, que no necesariamente tienen por qué haber echado gasolina.

-Lo tiene todo muy claro, veo.

-Tengo un cuadro sinóptico que ocupa un Din A3. Si admiten a trámite la querella que le he puesto a la jueza Lamela, deberán de abrir una investigación interna; y si la abren, tendrá que explicar por qué ha prevaricado en mi contra y a favor de Mediapro.

-¿No tendrá manía persecutoria?

-Tengo mucha información. ¿Sabe de dónde? De dentro de la prisión. Políticos y empresarios de postín que estaban en Soto del Real lo hablaban todo. Decían: "En esta reunión estaba fulano, y le dieron tal concesión""

-Compartió barrotes con Rodrigo Rato, Luis Bárcenas, Ignacio González...

-Y 6.500 kilómetros de vueltas al patio dan para mucha charla. Até cabos.

- Faltan las pruebas.

-La única manera de conseguirlas es poniendo detectives privados, o provocar que lo haga de oficio quien lo tiene que hacer. Pese a que me han acusado de espiar correos, jamás he espiado a nadie, ni he ordenado a nadie que lo haga. Estoy tranquilísimo, como lo estaba por el asunto de Brasil, el hígado de Éric Abidal y el tema Neymar.

-En su libro bailan nombres. ¿Aparece el causante de su infortunio?

-(...)

-Ha sufrido. ¿Usted ha hecho sufrir?

-He intentado no hacer daño a nadie. Desde que presidí el Barça es verdad que genero odio, y no sé por qué.

-Al equipo de Jan Laporta le hizo vivir momentos amargos.

-Cuando coges las riendas de una entidad deportiva, si la administración anterior ha dejado al club en pérdidas, estás obligado por ley a presentar a la asamblea una acción de responsabilidad. Avisé que votaría en blanco y di motivos para posicionarse a favor y en contra.

-Con la independencia le pasa lo mismo. Juega al sí, pero no.

-Soy independentista. Dicho esto, un empresario como yo paga un 70% de impuestos y, a cambio, no recibe lo que en Suecia. Cuando oigo "que los que más ganan, paguen más", pienso: "¿Más del 70%?" Como siga así, los empresarios se irán de Catalunya.

-¿Ha pensado en irse?

-Pese a que esto se volverá invivible, aún no. Sí quiero empadronarme en Corçà [Baix Empordà], donde más tiempo paso desde la salida de prisión.

-Su esposa, Marta [Pineda], dice que le gusta usted más ahora.

-Estoy más tranquilo. Me salen oportunidades de negocio y digo: "¡Bah, me voy al huerto!". Me quedo embobado contemplando a las golondrinas, algo que antes era imposible.

-Jordi Cuixart también miraba pájaros en Soto del Real.

-Su estancia en la cárcel también es incomprensible. Yo diría que soy más espiritual. En Esade me convertí en un tiburón [ríe], pero ahora tengo muy presente el Costa i Llobera, la escuela que me educó en la solidaridad. Me emociona la bondad, la gente como el padre Paulino, que lleva 26 años yendo a Soto del Real, un lugar de mierda.

-Aun así, vivió peor en Brians, donde pasó el último tramo de la preventiva.

-Yo esperaba ser recibido como a Braveheart, y no. En Soto era respetado -el Presi me llamaban- y aquí, solo un empresario corrupto. En Catalunya no está bien visto tener un cierto patrimonio.

-¿Se ha vuelto más frugal?

-Todo lo que sea para disfrutar con la familia y los amigos, voy más a saco. Me he vuelto más austero en lo que no es vital. En la cárcel me di cuenta de que vivía en una burbuja.

-¿Qué es la libertad?

-Es estar encerrado solo en el lavabo, es tomarte una cerveza helada cuando tienes sed, es un huevo frito, es abrazar a quien quieres cuando quieres.