La Comisión Delegada de la Federación Gallega de Fútbol se reúne el próximo martes. Sobre la mesa, la resolución de la temporada en las categorías que son de su competencia. La Federación Española ha anticipado un marco general de actuación a través de lo decidido sobre sus propias categorías, como Segunda B y Tercera: que haya ascensos pero no descensos. Pero a nivel autonómico se debe resolver cómo se gestiona ese principio en competiciones divididas en grupos y en las que no se podrá disputar ningún tipo de promoción o play off. Louzán y sus asesores se decantan por aplicar el criterio del juego limpio para decantar plazas en liza. Eso anticipa controversias, como en la transición de Preferente a Tercera con Boiro y Areas, terceros de sus respectivos grupos.

La Federación Española, a su vez pendiente del fútbol profesional (Primera y Segunda), tras decidir que sí haya ascensos pero no descensos, ha reestructurado el sistema de promociones en Segunda B y Tercera, que deberían comenzar a disputarse hacia mediados de julio y en formato exprés. Si la situación sanitaria no lo permitiese, acudiría a las clasificaciones de liga regular tal y como estaban en el momento de la paralización y ascenderían los campeones de cada grupo.

Pero la Federación Española también ha tenido que enfrentarse a la discriminación entre equipos que no han llegado a competir entre sí. Ha sucedido, por ejemplo, en la División de Honor Juvenil. Al cancelarse la Copa de Campeones, la plaza que quedaba libre en la europea Youth League le ha correspondido al Celta entre todos los primeros. La Federación Española ha aplicado su escala de prioridades: mejor puntuación, goles y solo al final, llegado el caso, habría recurrido a la clasificación del Fair Play, que se decide en función de las amonestaciones.

La Federación Gallega maneja un criterio propio. Quiere primar el juego limpio como herramienta para erradicar comportamientos deportivos cuestionables y lo aplicará con el rango de verdadero derecho de acuerdo a la redacción del artículo 197 de su reglamento general.

De esta forma, en el caso de las plazas a decidir entre equipos de diferentes grupos clasificados en la misma posición, que no hayan competido entre ellos, la Federación Gallega se decanta por dejar aparte coeficientes de puntos o goles y se plantea beneficiar al mejor clasificado según un baremo que atribuye 1 punto a cada tarjeta amarilla, 2 a las expulsiones por doble amonestación y 3 a las rojas directas -obviamente los mejor clasificados son en este caso los que menos puntos acumulan-. También se contabilizarían las sanciones en firme de Competición a entrenadores, directivos y colaboradores de los clubes, tras el refrendo de Apelación y el Comité Galego de Xustiza Deportiva.

Este es el planteamiento previo, que la Comisión Delegada pretende utilizar en todas las categorías de su ámbito, de Preferente Autonómica sénior a la Segunda Infantil. Y es precisamente en Preferente Autonómica donde se produce la situación más compleja.

Como categoría regional fronteriza con el fútbol nacional, la Preferente está sujeta a todos los arrastres que puedan darse desde Tercera, donde en cada temporada puede no ascender ningún equipo a Segunda B o hacerlo incluso cuatro; el cupo final también depende de qué equipos gallegos desciendan desde Segunda B, hasta conformar una Tercera con 20 integrantes.

La situación parecía haberse simplificado con la paralización y el fallo de la Federación Española. No desciende ningún equipo gallego de Segunda B a Tercera ni de Tercera a Preferente. Y habrá un solo ascenso, seguro, a Segunda B en un play off que disputarán los cuatro primeros: Compostela, Ourense, Arosa y Barco. Podrían ser dos si el Compostela no es el que se impone. La Segunda B se va a reestructurar y la Federación Española se ha reservado dos invitaciones, que ofrecerá a campeones de grupo que hayan quedado eliminados en el play off.

No es la única duda. Antes de la pandemia, el grupo gallego de Tercera División ya se había preparado para una temporada anómala, con 21 equipos. Al Estudiantil, eliminado por una alineación indebida ante el Arzúa en la temporada 2016-2017, le dio la razón el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia en julio pasado, devolviéndole su derecho a militar en Tercera División. El Estudiantil acordó ejercerlo en la temporada 2020-2021 y tiene hasta el próximo 30 de junio para confirmar su participación.

Pero este caso se entiende aparte, con su propio lógica. A todos los efectos la Federación Gallega maniobra considerando que habrá un ascenso gallego de Tercera a Segunda B y cuatro de Preferente a Tercera, con los dos primeros de cada grupo: Ribadumia, Atios, Viveiro y Fisterra. Tercera estará compuesta por 24 equipos divididos en dos grupos.

El caso es que el presidente de la Federación Gallega, Rafael Louzán, está intentando que la Federación Española acepte otra plaza más de ascenso para ocupar el sitio que deje el que suba a Segunda B. Es un empeño que comparten otros presidentes autonómicos. De momento, la Federación Española se niega. Si lo aceptase, esa quinta plaza debería resolverse entre los terceros: Areas y Boiro.

Considerando que parece casi imposible que se pueda disputar una eliminatoria entre ambos, aunque sea en campo neutral y a partir único, este caso ejemplifica las discrepancias que pueden producirse y a las que se enfrenta la comisión delegada: al Areas lo favorecen todos los criterios usuales (49 puntos, 54 goles a favor, 37 en contra); al Boiro (47 puntos, 39 goles a favor y 32 en contra), el Juego Limpio. El debate reside en si este último concepto registra valores morales absolutos y más objetivos o está tan sujeto a la coyuntura del grupo y de los partidos como los puntos y los goles.