Zancada hacia la permanencia del Kaleido Universidade de Vigo que se antoja definitiva, resuelta con agonía prescindible. El XV del Olivo entendió el partido sentenciado con el 34-16 del minuto 60. El Belenos penalizó la caída de tensión y dispuso de una última acometida para empatar o ganar. La pantalla señalizada por el árbitro a los visitantes clausuró el choque y aproxima a As Lagoas una primavera tranquila, la primera en mucho tiempo.

El proyecto diseñado pacientemente por Pablo Cabrera está cuajando. El Kaleido se está manejando en la segunda vuelta con maneras de zona alta. Se ha convertido en una escuadra consistente, con empaque en las fases de conquista, buena lectura táctica y mayor alegría en el despliegue a la mano. El Belenos sobrevivió e incluso se puso por delante, en la transición de periodos, gracias a la extraordinaria precisión de Jabase en los pateos y a cierta ineficacia de los anfitriones dentro de la 22 rival.

El 12-16 desató la mejor versión del XV del Olivo, con veinte minutos primorosos. Llegaron ensayos por maul, por melé, en engaño individual de Gabardos y en eslalon de Facundo Muñoz. El Belenos pareció desmadejado. Los locales malinterpretaron esas señales. Su excesiva relajación y una desubicación propiciaron dos ensayos casi consecutivos que alteraron el reparto emocional. Aún tuvo que agradecer el equipo vigués dos malas ejecuciones de Jabase, las únicas, en las transformaciones.

Los de Cabrera recuperaron el temple en los últimos instantes. Aseguraron la posesión insistiendo por delantera y bordearon el ensayo del descabello, que se les escapó en un par de avants. El árbitro prolongó el choque lo suficiente para que una elección de criterio discutible, escogiendo la touch en vez de la melé o el tiro a palos, y la posterior recuperación del Belenos desataran un último ataque; desde demasiado lejos, por fortuna, favoreciendo esa infracción avilesina que huele a permanencia asegurada.