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fútbol

La embajadora rebelde

Lombi se une a los exjugadores que ayudan a expandir la marca de LaLiga: "No me han cortado las alas, quieren que siga siendo yo"

Guti, Fernando Hierro, Anair Lomba y Denilson, en la gala de embajadores y sponsors. // LaLiga

Anair Lomba, Lombi para el siglo, rebelde con causa, voz airada, posa elegante sobre la alfombra roja. A su lado, Guti, Fernando Hierro y Denilson. Son los cuatro nuevos embajadores que LaLiga enviará en misión apostólica por el mundo. Lombi se aquieta con la responsabilidad, pero nadie la domestica. Asegura: "No me han cortado las alas, quieren que siga siendo yo. Dicen que tengo unos valores que hay que fomentar. Lógicamente ahora cuando escribo algo lo pienso un poquito más".

LaLiga puso en marcha su programa de embajadores en 2014. Recluta a exjugadores de prestigio para que ayuden a expandir la marca. Entre las decenas, solo dos mujeres hasta este verano: Verónica Boquete y Aintzane Encinas.

Fue el 21 de julio cuando Lombi anunció públicamente que se retiraba; con solo 29 años, cansada de pelear contra las lesiones -acumula media docena en sus rodillas- pero sobre todo por la ausencia de la llamada que soñaba para regresar al Espanyol. Su adiós consistió en una carta de amor al club perico. La última prueba de cómo ha entendido su profesión la guardesa, ex también de Valencia y El Olivo,

"Yo esperaba desaparecer del mapa, que era un poco lo que necesitaba", confiesa Lombi. "Por eso también decidí volver a A Guarda. Llevo desde los 13 años viviendo por y para el fútbol y en algunos momentos llegué a pensar que no estaba siendo del todo justo conmigo. Al final me ha hecho ver que sí, que tenía cositas para mí. Me he sentido muy querida siempre, más desde que anuncié mi retirada".

Lo dice por las entrevistas, los mensajes de aficionados en las redes sociales, los homenajes en su localidad natal. También porque el teléfono finalmente sonó con una propuesta sorpresiva. "Me llamaron el día que el Espanyol jugaba el último partido de la fase previa de la Europa League. Lo recuerdo perfectamente porque solté una tontería de esas que dices cuando tienes el día un poco nervioso", describre sobre cómo encajó la oferta de LaLiga. Aclara: "Dije que sí desde el primer momento".

Lombi formará parte de ese cuerpo diplomático que participará en actos promocionales dentro y fuera de España. Todavía tiene la agenda vacía. Le han explicado la mecánica: "Te van llamando, te preguntan si puedes ir, es libre, no estás obligado a nada. Cada vez que hay un acto te avisan, se encargan de llevarte a donde sea, te comentan de qué se trata y ya está".

El primer acto protocolario se celebró el jueves, en la gala de presentación celebrada en el restaurante pabellón de Florida Retiro. "Me sentí cómoda, ellos mismos me hicieron sentir cómoda", asegura sobre su coincidencia con astros futbolísticos. "No me hicieron sentir diferente ni una cosa extraña. Llevo unos días con ellos en Madrid, muy gratamente sorprendida por cómo me han tratado".

A Lombi la rodean coleccionistas de títulos. Su carrera pudiera palidecer en la comparación. Existe otra perspectiva: no solo lideró al humilde Olivo a un histórico ascenso. Lombi derrotó una y otra vez a las desgracias. Admite, en todo caso, que el cargo le llega en reconocimiento a su potencia reivindicativa. "Al final creo que se ha podido hablar más de mí por lo que decía o demostraba fuera que por lo que podía demostrar en el campo, donde estaba muy mermada. Es muy feo decir esto pero lo digo yo misma", reflexiona.

Su influencia no ha respondido a ningún plan premeditado: "Me he mostrado como soy, he dicho siempre lo que pienso y creo que eso es lo que ha gustado a algunos; no habrá gustado a otros. Siempre he intentado ser respetuosa, mostrando mis valores. No son los que se llevan hoy en día pero son los míos y estoy muy orgullosa de ellos".

Lombi no descarta emprender otras aventuras que la mantengan unida al deporte que ama. Ha aprobado los títulos de entrenadora pero admite: "Quiero seguir vinculada pero no tan directamente a pie de campo. Ahora mismo me haría daño". Otra razón de su viaje a Madrid es inscribirse en un master de dirección deportiva: "Tengo que empezar a prepararme para un futuro. El fútbol es lo que llevo haciendo toda la vida y al final creo que no sé hacer otra cosa".

En los despachos y banquillos también ha de crecer un fútbol femenino que vive momentos esperanzadores. Lo refrenda Lombi, aunque también desliza una advertencia, fiel a su carácter: "En los últimos años se han hecho las cosas muy bien, se han ido sentando unas bases. Espero que ahora el bum no nos ciegue y queramos correr de más, que sigamos los pasos que tenemos que seguir para que esto no sea una moda".

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