Es el entrenador más joven de la Segunda División y sin lugar a dudas el gran responsable de que Granada hoy esté en la calle celebrando su regreso a Primera División. Diego Martínez, un vigués que ha construido su carrera como entrenador en Andalucía, disfruta de su primer gran éxito al frente de un equipo de fútbol. Lo que no pudo conseguir hace un año con el Osasuna ha terminado por lograrlo con el cuadro nazarí, donde ha sabido exprimir a una plantilla corta pero muy competitiva.

Su caso es el de un hombre que no tuvo miedo a salir en busca de su sueño. Dejó Vigo muy pronto. Jugó en las categorías inferiores del Celta durante casi diez años. Desde que era un niño hasta completar su ciclo de juvenil. Se fue a probar suerte en el Cádiz, pero no tardó en comprender que su destino en el fútbol no estaba dentro del campo sino al borde del mismo. Y se centró en hacerse entrenador. Probó en un par de equipos modestos (Arenas y Motril) hasta que en 2009 Monchi le llamó para unirse a la estructura técnica del Sevilla. Aquello cambió por completo su vida. En el conjunto de Nervión estuvo al frente del Sevilla C, del juvenil de División de Honor y formó parte del cuerpo técnico del primer equipo donde probó la gloria de la Europa League que ganó al lado de Unai Emery.

Llegaría luego una etapa en el Sevilla Atlético al que ascendió a Segunda División. Ya era hora de volar en solitario y de hacerlo lejos del club en el que había alcanzado el punto de formacón necesario. En 2017 firmó con el Osasuna que vivía una etapa de reestructuración con vistas a volver a Primera División. Tras una temporada irregular, en la que llegaron a ser líderes, acabó por escaparse en el último suspiro el play-off de ascenso a Primera. Desencantado presentó su renuncia, pero el fútbol no ha tardado en darle otra oportunidad. El Granada le confió su banquillo y él correspondió a esa confianza con un trabajo espectacular que ha llevado al cuadro nazarí a Primera División. Junto a ellos el Osasuna en el que hace unos meses había dejado plantada la semilla del éxito.

Hoy Diego Martínez disfruta de la gloria del fútbol. Uno de tantos vigueses que se machan a buscar fortuna lejos de casa y acaban por encontrarla. Quizá algún día pueda hacer realidad su gran sueño que es el de entrenar al Celta. Para eso trabaja, para eso sigue estudiando y aprendiendo en el complejo mundo del fútbol.