El Godoy Maceira Porriño baja el telón a la temporada mañana, con la visita al Rocasa Gran Canaria (20.00 horas/Pabellón Juan Carlos Hernández); un partido que será, además, el último para Sara, Sandra y Cecilia, a las que el club ha despedido esta semana con un emotivo acto en el pabellón municipal de O Porriño.

En el caso de la lalinense Cecilia Cacheda supone el final de diez años vistiendo la camiseta del club porriñés. Diez años en los que ha pasado de ser una promesa brillante a una realidad consolidada. Deja su casa, una segunda familia porque ya está lista para volar, para luchar por una mayor proyección deportiva en el Liberbank Gijón, equipo por el que ha fichado y que le ha devuelvo la ilusión después de una temporada muy dura tanto a nivel personal como deportivo.

"Me siento extraña", confiesa en referencia al partido de mañana. "Pero creo que me sentía peor la semana pasada, con el último partido en casa. Al ser fuera de casa y muy lejos no tendrá tanta repercusión, únicamente porque Rocasa se lo juega todo, pero me siento bien, tranquila", añade.

Su despida ha sido paulatina. Ya en diciembre la decisión de cambiar de aires estaba tomada y eso le permitió ir asumiendo, poco a poco, que ésta sería su última temporada en O Porriño. "Es más fácil tomar una decisión que asimilarla, pero cada vez que pienso en mi decisión estoy orgullosa y feliz de haberla tomado. Tanto la de irme a Gijón como la de cambiar de aires porque sinceramente sí que es lo que mejor me va a venir", anuncia.

Y es que es ahora cuando Cacheda siente que está preparada para volar. "Hubo otros años en los que se dio la posibilidad pero no la contemplaba porque en Porriño estaba bien y creía que aún no era el momento, que aquí podía seguir creciendo, pero este año la temporada fue muy dura y ya en Navidad me veía agobiada y un poco mermada psicológicamente y la decisión, más que nada, es por eso, porque después de tantos años el cansancio mental es mucho. O era ahora o más tarde sería peor. Ahora es el momento", se repite.

Y así, agradecida, cierra un capítulo de diez años. "Yo a Porriño se lo debo todo. Aquí me han dado la oportunidad de seguir con lo que era mi sueño cuando era todavía una niña y me han demostrado que el balonmano puede ser algo serio, que se puede llegar a algo y que se puede luchar por ello y, sobre todo, a Abel (Estévez) le estoy eternamente agradecida y creo que nunca podré devolverle todo lo que ha hecho por mí", dice la lalinense.

Y es que el entrenador y presidente del club la acogió incluso en su casa cuando tenía 14 años cuando fichó por el equipo de A Louriña. "Ha sido como un padre para mí. Tengo una familia a la que le debo todo pero está claro que Abel ha sido como un segundo padre y se ha portado muy bien conmigo, me ha hecho crecer como jugadora y como persona y me ha enseñado a ser como soy en muchos aspectos de mi vida; es un agradecimiento que creo que no le podré compensar nunca", dice sobre el técnico y presidente de la entidad, que fue uno de los primeros en conocer su decisión de irse. "Me apoyó. Cada vez que me llamaban de un equipo se lo comentaba siempre y esta vez me ayudó a tomar la decisión, su opinión tenía mucho peso en la decisión final", reconoce. "Me dijo que lo entendía y que no quería verme pasarlo mal y en ese momento estaba siendo un momento duro a nivel personal y deportivo".

Así que se muda, pero deja su hogar a orillas del Louro. "Me llevo conmigo lo bien que me ha tratado la gente. El pueblo es increíble. El otro día salía por la puerta de mi casa y venía una señora corriendo con el periódico preguntándome por qué me iba", dice emocionada. "Me llevo amigas, compañeras, a Abel como un padre, a dos hermanos pequeños postizos y a Isma, que no me quiero olvidar de él porque me ha ayudado mucho", enumera.

Es por eso que asegura que le ha costado tanto tomar la decisión. "Cuando tocaba despedirme me decía: 'Pues igual puedo quedarme otro año más', pero la decisión está tomada y voy a muerte con ella porque en el momento en el que empiece a dudar puede que todo se venga abajo. Estoy tranquila y segura. Es una decisión que tiene que ver con el crecimiento personal y con afrontar nuevos retos", señala. Y así se va con el cariño de un pueblo que la apoya y comprende su marcha: "Todo el mundo sabe que yo lo que quiero es crecer y que por Porriño lo he dado todo y es algo que nadie puede poner en duda".

Ahora afronta con ilusión y ganas todo lo que está por venir. "Está acabando la temporada y todo el mundo tiene ganas de terminar, pero yo lo que quiero es empezar cuanto antes a trabajar en Gijón", reconoce. Afronta ahora una nueva etapa con "gente nueva, un club nuevo...". "Todo cambia pero sigue siendo lo mismo porque sigo estando lejos de casa aunque no mucho e intentaré seguir compaginando con la universidad (estudia Ingeniería de Telecomunicaciones) y la gente cambia pero estoy segura de que me puedo adaptar. Esto me hará ponerme a prueba y es lo que necesito este momento. Estoy con mucho respeto, pero sin miedo ninguno", dice.

Además, el cambio de aires puede alimentar sus opciones de estar algún día en la selección. "Cuando das un paso adelante y juegas a otra cosa el seleccionador puede ver que te puedes adaptar a otro estilo de juego y otras cosas de ti que en Porriño no podía ver y sí que lo veo como una oportunidad. También lo hago en parte pensando en eso. Gijón es un equipo que está un peldaño más arriba que el Porriño, que el año pasado ganó una Copa de la Reina y el motivo es ese, crecer y llegar a algo más y luchar contra todo el mundo de tú a tú". Cacheda emprende el vuelo.