El Villarreal dio ayer un paso de gigante hacia el objetivo de la permanencia en LaLiga al deshacerse por 0-1 del Girona en Montilivi, donde los pupilos de Eusebio Sacristán, que encajaron la cuarta derrota consecutiva, no ganan desde hace más de cinco meses.

El cuadro castellonense sale del abismo y se sitúa con dos puntos de margen sobre el Valladolid, el equipo que, a falta de seis jornadas por el final de LaLiga, marca las posiciones de descenso.

El Villarreal pronto impuso su calidad, sometiendo al cuadro local con gran intensidad. Samu Chukwueze y Karl Toko Ekambi, incrustado en la banda izquierda del 4-2-3-1 con el que Javier Calleja sorprendió a Eusebio Sacristán, rozaron el 0 a 1 en los primeros compases del partido, justo antes de que, en el minuto 6, Pablo Fornals culminara un contraataque de libro del Villarreal poniendo un excelente balón a la espalda de la defensa rojiblanca, incapaz de detectar la presencia de un Samu que batió a Bono en el uno contra uno con un remate ajustado al palo derecho del arquero marroquí del conjunto de Montilivi, que reclamó unas manos de Iborra en la frontal del área en el inicio de la jugada.

El tanto visitante alteró el guión del encuentro. El Villarreal optó por replegarse en su campo, por cederle la iniciativa al Girona y por fiar sus opciones a la capacidad para salir a la contra que atesoran hombres como Chukwueze y Ekambi y al talento de Fornals.

El Girona, tratando de revertir la racha que le martiriza cuando actúa como local, empezó a acercarse con peligro a las inmediaciones de Sergio Asenjo: primero por mediación de Stuani, al que Cordero Vega le anuló un gol, a instancias del VAR, por fuera de juego de Patrick Roberts; y después por mediación de un Portu que, asistido por García Carnero, conectó un cabezazo que salió rozando el palo. Montilivi reaccionó con una airada silbada, -"Eusebio, vete ya"- cuando el vallisoletano sustituyó a Patrick Roberts por Seydou Doumbia en el minuto 63.