Cristiano Ronaldo firmó un demoledor triplete para doblegar por 3-0 y fulminar al Atlético de Madrid, irreconocible, superado y sometido de principio a fin por el Juventus, en un batacazo indudable después del 2-0 de la ida. Dos cabezazos y un penalti castigaron la pasividad de un Atlético que salió a defenderse y que terminó quemándose ante el carácter y las insaciables ganas de gloria de Cristiano.

La ilusión de la ida se convirtió en pesadilla para el Atlético, que tuvo que despedirse en octavos de la Liga de Campeones y decir adiós a la posibilidad de jugar la final en su estadio, el Wanda Metropolitano.

En un ambiente eléctrico, con 40.000 aficionados, el conjunto de Allegri saltó al campo decidido a conseguir una hazaña. No podía temblar el Atlético, que recuperó a Godín en la zaga, ante un Juventus que saltó al césped para presionar cada balón en el intento de marcar el territorio desde el comienzo. El primer aviso tardó menos de 4 minutos en llegar, con un gol correctamente anulado a Chiellini por una falta de Cristiano a Oblak.

Era el partido que el Atlético preveía, pero el ímpetu del cuadro turinés puso contra las cuerdas a los hombres de Simeone, que intentaron mantener las líneas muy juntas, sin lograr contener el hambre "bianconero". Hubo además un cambio táctico que mezcló las cartas y que aumentó el sufrimiento rojiblanco. El Juventus, que había saltado inicialmente al campo con un 4-3-3, pasó a un 3-5-2, con Emre Can que integró la defensa y Spinazzola y Cancelo, que se sumaron al centro del campo, dando más amplitud al juego.

Y, pese al esfuerzo de Lemar y de Koke en las bandas, al Atlético le costó cerrar espacios y aún más acercarse al área rival. La presión del Juventus se hacía cada vez fuerte y la resistencia rojiblanca se acabó en el 27. Bernardeschi centró desde su banda izquierda y Cristiano no dio opción a Juanfran, adaptado en el lateral izquierdo, cabeceó con contundencia y fulminó a Oblak. Era el gol que necesitaba el Juventus para coger confianza, la chispa que encendería aún más sus ganas de gloria.

Y la reanudación empezó de la peor manera para los hombres de Simeone. En el 48, otro centro, esta vez de Cancelo, fue cabeceado sin piedad por Cristiano. Oblak paró el disparo, pero cuando el balón ya había superado la línea de meta. El reloj del colegiado indicó la diana.

Simeone intentó cambiar la dinámica. Dio paso a Correa por Lemar, mientras en el Juventus Allegri daba paso a Dybala por Spinazzola para tener más técnica y circulación de balón. El equilibrio era total. El Juventus bajó ligeramente el ritmo y el Atlético trató de respirar, a la espera de los últimos minutos, con todo completamente abierto.

Y en el tramo final Allegri decidió atreverse, metió al joven delantero Moise Kean, nacido en 2000. El mensaje estaba claro: ir a por el tercero. Una apuesta ganada. Tras un fallo del propio Kean en un mano a mano con Oblak, Bernardeschi hizo una demoledora progresión hasta entrar en el área, donde Correa le derribó. Cristiano, el que el año pasado hundió al propio Juventus desde los once metros con la camiseta del Madrid, este año lleva la elástica "bianconera". Engañó a Oblak e hizo tocar el cielo al mundo juventino. Era el minuto 86, demasiado tarde para la reacción.

Otra noche de gloria para Cristiano, que lleva 25 dianas contra el Atlético Madrid y que, tras ganar tres Copas de Europa consecutivas con el Real Madrid, quiere seguir agrandando una leyenda que durará eternamente.

Devolución de gesto

Cristiano Ronaldo imitó tras el partido, en dos ocasiones y con más vehemencia, el gesto en la ida de Diego Simeone, y que le costó a éste una multa de 20.000 euros.