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fútbol - Liga de Campeones

Sonrojo en el Santiago Bernabéu

El Real Madrid cae con estrépito ante un gran Ajax, se queda fuera de Champions y sin objetivos a comienzos de marzo

primera mitad. // Susana Vera

De repente, el imperio blanco se vino abajo con estrépito. El Real Madrid, que había dominado en Europa como nadie lo había hecho, se cayó con todo el equipo. Fue fulminado por un rival, el Ajax, que se dejó la ternura en Amsterdam y fue al grano. Dio un vuelco a la eliminatoria en sus dos primeras llegadas y después administró la ventaja con una solvencia inesperada. Al Madrid le llegaban las desgracias a pares: dos goles en veinte minutos, dos postes y dos lesionados. Demasiado incluso para el tricampeón.

Toda la mala sombra que nubló al Ajax en la ida, donde recibió un castigo cruel, se convirtió en ventura, mientras el efecto contrario hundía al Madrid. Cada golpe de suerte holandés en su portería continuaba con la puntilla en la contraria. Estampó Varane un cabezazo en el larguero y, en la siguiente jugada, Ziyech disparaba las alarmas en el Bernabéu. Remataba otra vez Varane a placer, a centro de Lucas Vázquez, a las manos de Onana y en el contragolpe el Ajax ponía de su lado la eliminatoria.

Así se difuminó el prometedor inicio madridista. Con la magnífica referencia de De Jong, los holandeses empezaron a mover el balón y, a diferencia del Amsterdam Arena, finalizaron las jugadas con una precisión quirúrgica. El Madrid, que venía de una semana durísima, notó el golpe y con Sergio Ramos comiendo pipas en la grada, sin referentes a los que agarrarse. Ni siquiera la mística de la Copa de Europa vino a rescatarle.

El madridismo entró en pánico en la grada y los jugadores quedaron petrificados sobre el césped. Sólo Modric recordaba a los futbolistas que habían ganado tres Champions consecutivas. Los demás oscilaban entre la impotencia y la precipitación. Mal asunto cuando enfrente hay un equipo que sabe a lo que juega y que, pese a la juventud de su columna vertebral, ignoraban el miedo escénico. Así que hasta el descanso estuvo más cerca el 0-3 que el equilibrio en la eliminatoria.

La noche del Madrid era para llorar. Lo escenificaron Lucas Vázquez y Vinicius, que en cinco minutos se fueron al banquillo con lágrimas en los ojos por lesiones. Era el momento de Bale y Marco Asensio, hasta hace poco dos referencias del equipo. La entrada del galés resultó prometedora, ya que primero sacó un centro que, con la colaboración de Onana, Benzema estuvo a punto de cabecear a la red; al borde del descanso, se apuntó el segundo poste tras una cabalgada de las suyas.

El descanso le vino bien al Madrid, que volvió del vestuario como se supone de un grande de Europa. Durante cinco minutos encajonó en su área al Ajax, que sufre sin el balón. El arreón se resolvió con mucho ruido, un par de córners y un tiro envenenado de Marcos Asensio que se marchó fuera. El Ajax aguantó y, de inmediato, volvió a hacer lo que mejor sabe. Contó, además, con la colaboración de un rival cada vez más roto, obligado a correr detrás del balón.

Tras un par de avisos, el Ajax sentenció con un gol de la figura del partido, Tadic, aunque con suspense porque el VAR revisó durante cuatro minutos un posible fuera de banda en el inicio de la jugada. Subió el 0-3 y, con media hora por delante, aquello pareció misión imposible incluso para el Madrid. Apenas hubo tres minutos de ilusión para los irreductibles, los que pasaron entre el 1-3 de Marcos Asensio y el golazo de Schöne. Después de tanta gloria, más dura fue la caída.

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