El derbi vigués entre Celta B y Coruxo se saldó con un empate que no dejó contento a ninguno de los dos equipos pero que, al menos, permite a ambos seguir sumando en la lucha por sus respectivos objetivos. Eso sí, los pupilos de Rubén Albés, mucho más necesitados en la tabla clasificatoria, ven cómo con este resultado su exigua renta sobre los puestos de descenso se queda en un solo punto. Mientras, los de Jacobo Montes, aunque conservan la octava plaza, tienen ahora el sueño del play off de ascenso a cuatro puntos de distancia aunque un paso más cerca los 45 puntos para sellar la permanencia.

En contra de lo que suele ser habitual en este tipo de encuentros de máxima rivalidad y en el que ninguno de los dos equipos quiere perder, los numerosos espectadores que se dieron cita en Barreiro pudieron disfrutar de un buen partido. La apuesta de ambos técnicos por el fútbol combinativo ayudó a ello y a ratos fue el Celta B el protagonista con el balón y otros, especialmente en la primera mitad y en parte de la segunda, lo fue el Coruxo.

De hecho, ya antes de que se cumplieran los primeros diez minutos, tanto locales como visitantes habían dispuesto de sendas ocasiones para inaugurar el marcador. Y aún antes del cuarto de hora tuvieron una más por bando. El Celta B desaprovechó la suya, posiblemente la más clara de todo el encuentro. Fue un balón recuperado por Solís para buscar en profundidad a Iban Salvador, dejándole mano a mano con Alberto. El atacante céltico superó por arriba al portero pero su sutil vaselina se marchó fuera por muy poco.

El Coruxo no perdonó la suya. Antón buscó portería en una falta lateral y el rechace acabó en los pies de Pitu en la frontal, que, con un potente disparo, dobló las manos de Iván Villar para firmar el 0-1.

El filial céltico no se vino abajo por el tanto recibido y reaccionó casi de inmediato con un buen balón en profundidad de Iban Salvador para Apeh, que probó fortuna con un buen tiro cruzado. Alberto consiguió despejar el lanzamiento pero Bermejo, muy atento, aprovechó el rechace para empatar.

El partido tenía mucho ritmo y las llegadas a las áreas continuaban sucediéndose. Pitu reclamó un posible penalti en una rápida contra visitante tras hacer una bonita ruleta en la frontal del área céltica y Pastrana, en una gran acción individual llegando hasta la línea de fondo, puso un peligrosísimo centro al que Apeh no llegó por muy poco.

Pero fue el Coruxo el que golpeó de nuevo, al recoger Mateo un balón suelto en la frontal tras un saque de banda y sacarse de la chistera un preciso y precioso golpeo de volea para lograr el 1-2 cuando se acababa de cumplir la media hora de juego.

El segundo tanto otorgó mayor protagonismo con el balón a los pupilos de Jacobo Montes, que pudieron aumentar su renta poco después con un centro desde la izquierda de Samanes que Manu Justo no alcanzó a rematar por un suspiro. Mientras, el Celta B daba ahora muestras de sentirse incómodo, aunque un lanzamiento directo de falta de Alberto Solís, despejado con una gran intervención por Alberto, pudo haberle permitido marcharse indemne al descanso.

Mucho más entonado salió el filial céltico tras el intermedio y durante los primeros diez minutos encerró al Coruxo en su campo, disponiendo incluso de cuatro saques de esquina consecutivos sin premio.

El conjunto de Jacobo Montes se sacudió la presión de la mejor manera posible, con una larguísima posesión y una sensacional acción colectiva. Así, firmó la mejor jugada del encuentro, culminada con un preciso pase en profundidad de Yebra para Manu Justo, que cruzó en exceso su remate.

El Celta B siguió intentándolo. Apeh aprovechó un exceso de confianza del meta rival para arrebatarle el balón y, casi sin ángulo, sacar un disparo que Yebra despejó sobre la misma línea. Y apenas un minuto después encontró el premio deseado gracias a un auténtico golazo. Fue en un contragolpe que Iban Salvador decidió solucionar con un potente y medido disparo que acabó convirtiéndose en el empate tras tocar en el larguero.

El empuje del filial céltico para intentar hacerse con la victoria y los tres puntos duró otros diez minutos aunque ya sin acercamientos claros más allá de otro disparo de Iban Salvador tras un rechace a otro lanzamiento suyo que se marchó fuera por muy poco.

Porque los quince minutos finales, lo poco que se jugó en esa parte del encuentro por las continuas interrupciones, fueron del Coruxo. Pero más por haberse hecho de nuevo con el balón y la iniciativa que por ocasiones reales de peligro. La más destacada, quizás, una caída dentro del área de Silva que los visitantes reclamaron como penalti y que acabó suponiendo la expulsión de su técnico.

No hubo tiempo para mucho más. El partido se había enredado en discusiones y protestas. El balón había dejado de rodar y el buen juego había desaparecido, así que hasta el árbitro decidió finalizar el choque lo antes posible. De este modo evitaba enturbiar el grato recuerdo de un derbi que, por el resultado, no dejó contento a ninguno de los equipos pero con 80 minutos que sí agradaron y mucho al público presente en Barreiro.