"Desde el momento en el que Jordi Xammar culminó su etapa en los Juegos Río supo lo que necesitaba, levantó el teléfono y llamó a Nico", dice Bruno Gago, director técnico de la Federación Gallega de Vela. "No tuvo ni una duda". El vigués tampoco titubeó a la hora de dejarlo todo (estaba a punto de irse a Holanda a trabajar de odontólogo) para apostar por su sueño olímpico.

"Lo dejó todo por este proyecto", insiste Gago. "A un regatista de la talla y calidad de Nico le iba a llegar la oportunidad porque llevaba muchos años trabajando, intentándolo. Él lo sabía, lo tenía clarísimo, así que desde que vio la oportunidad no podía desperdiciarla", subraya.

Y así, con una llamada de Xammar a Galicia, nació un proyecto que navega con rumbo firme hacia la gloria olímpica. "Jordi Xammar siempre fue un ganador. Desde que se subió en un barco quería ser olímpico", apunta Jaime García, coordinador de vela en el Real Club Náutico, club al que pertenece el regatista vigués. "Un día me encontré a la madre de Xammar y le dije que Nico era el tripulante que necesitaba", dice a modo de anécdota. No se equivocaba. Juntos forman un binomio que se asocia a la perfección.

"Desde el momento en el que se juntaron, la mayoría vimos que se complementaban muy bien. Jordi es un chico muy talentoso, ya desde niño, pero es muy joven. Nico es un regatista que había mostrado mucho nivel en otras clases, que ya tenía mayor madurez deportiva. Siendo Nico un regatista excepcional, sin duda, esta unión tenía que dar frutos. Los resultados demuestran lo bien que se compenetran", insiste.

Jaime García apunta que al carácter ganador de Xammar se une que Nico Rodríguez es "sobre todo muy buen compañero, trabajador y muy tranquilo. Siempre está dispuesto a echar una mano, en el club o donde sea".

Nico Rodríguez empezó a regatear en la clase optimist, en el Náutico, con 8 años. Enseguida destacó. A los 15 años se pasó al 420, donde ganó dos campeonatos de España. Después probó suerte en 49er como patrón, pero el proyecto no cuajó. Acabó como tripulante en 470 tras una mudanza a Las Palmas para regatear junto al canario Nahuel Rodríguez. Dos años compaginando entrenamientos y competiciones con su trabajo de dentista fueron demasiado. Estaba a punto de arrojar la toalla.

Ya se preparaba para irse a Holanda, en busca de un futuro profesional fuera del agua, cuando la llamada de Xammar le cambió la vida. "De niño teníamos claro que, si se lo proponía, y por su manera de trabajar, por sus ganas, llegaría lejos. Si tienes talento, pero no trabajas, no llegas nunca", dice García. "Nico, además, amaba el mar, disfrutaba y le encantaba todo esto. Cuando decidió meterse en clases olímpicas siempre pensábamos que llegaría a un ciclo olímpico". Y así ha sido.

"Ahora tienen que seguir trabajando duro para pelear por las medallas. Queda mucho camino. Yo confío en que ganen una medalla, pero hay que ser cauto y transmitirles tranquilidad", dice el coordinador de vela del Náutico.

Por su parte, Bruno Gago también apuesta por la cautela. "Este oro logrado en Miami hace pensar que son capaces de lo mejor constantemente. De todos modos, creo que cabe tener los pies en el suelo; hay que disfrutar el momento, pero ya empezar a pensar en lo que viene, que es lo fundamental de la temporada", anuncia en relación al Trofeo Princesa Sofía y al Mundial del mes de agosto en Japón.

"No han parado de quemar etapas en positivo y esperamos que así siga siendo. Este oro da la motivación para trabajar y para exprimirse al máximo de cara a los objetivos de la temporada", añade Gago.