"Peleamos contra la adversidad", resume Adrián Lago. El entrenador del Kaleido Universidade de Vigo habla de las lesiones y ausencias, los muchos extranjeros rivales, los largos desplazamientos, las infinitas dificultades que pueblan el camino hacia la permanencia. Insiste en el verbo clave: "Peleamos".

El Kaleido es penúltimo, undécimo de doce, en la decimocuarta jornada. En Honor B uno desciende; otro promociona. Pero el patrón definitivo depende de los arrastres: los equipos que puedan caer en el grupo A desde División de Honor o los que puedan ascender a ella. El Bizkaia es colista descolgado en la máxima categoría y el Hernani no anda sobrado. Bathco, Getxo o CRAT aspiran a subir. El Kaleido ya sufrió las peculiaridades del sistema en la pasada temporada. Conoció que no debía disputar la promoción de permanencia a finales de mayo, dos meses después de haber disputado su último partido.

Aunque pronto, en consecuencia, para realizar cálculos, la lógica apunta a la necesidad de alcanzar al menos la antepenúltima posición. La ocupa El Salvador con 22 puntos, a 6 de los vigueses. Este domingo (12.00, As Lagoas) reciben al Durango, que cierra la clasificación con solo 3 puntos: "Si ganamos, lo distanciamos y nos acercamos a la salvación directa. Para estar tranquilos tenemos que salir del puesto en el que estamos actualmente", confirma Lago. "Lo bueno de la última victoria es que no hemos perdido ese tren. Se nos hubiera complicado un poco más".

El entrenador habla del triunfo por 16-18 sobre el Quesos B, con un ensayo de Maka Tatafu a poco del final. La segunda victoria fuera de casa (17-19 en Durango), del total de tres. Un logro reseñable. Al XV del Olivo siempre le ha costado sumar en los desplazamientos. Nunca ganó como visitante en División de Honor. En Honor B logró un solo triunfo de nueve totales en la temporada 15-16; 3 de 8 en la 16-17; 2 de 8 en la 17-18. "Fue sufrido", recuerda el entrenador sobre el partido. "Pudimos haber competido mejor para estar más tranquilos. En ciertos momentos no supimos rematar. Habrá que aprender de ello para solventarlo y que no se repita".

La irregularidad marca la trayectoria del Kaleido, que mezcla derrotas abultadas con partidos competidos hasta el último segundo, de resultado dispar. Mucho ha dependido de las ausencias de piezas esenciales, como Brizuela, que sostiene la melé, el "tryman" Tatafu o Uruburo, de desborde inimitable. "Hay una columna vertebral del equipo, cuatro o cinco jugadores. Cuando faltan se nota", admite Lago, que ha reorganizado su alineación, especialmente la línea de tres cuartos. De Cabo ejerce de medio melé y Barandiaran, de apertura; Mauro y Valentín se han estabilizado como pareja de centros.

"Hemos mejorado la organización defensiva y empezamos a mejorar el ataque, a no depender tanto de Maka, con otras variantes", analiza. "Hemos enfocado la línea de trabajo y juego desde noviembre. Hemos empezado bien la segunda vuelta y hemos mejorado mucho en los entrenamientos. Son pequeñas mejoras, que notamos los que estamos dentro. Nos sentimos reforzados. La segunda vuelta es esperanzadora".

A favor del Kaleido juega la certeza de sufrimiento que se tenía desde verano y la experiencia agónica de la anterior campaña. "Estamos donde sabíamos que íbamos a estar. Eso ayuda. No es que retrocedamos desde una situación cómoda. Sabíamos que íbamos a empezar abajo y que iríamos escalando. Tengo el apoyo de los jugadores y del club", agradece.

A Lago no le basta con diseñar equipos y tácticas desde la pizarra. Muchos factores influyen en su planificación. Desde Navidades, por cuestiones laborales, dispone de más jugadores en entrenamientos y partidos. Y en la segunda vuelta solo le quedan dos desplazamientos a Euskadi (Zarautz y Getxo), de los ocho en total de más de 600 kilómetros. En contra juegan los fichajes rivales. "Fastidia mucho el tipo de competición que jugamos, es muy injusta", reflexiona. "No tiene sentido que en categoría nacional no haya jueces de línea oficiales. En cambio, del primero al octavo tienen como mínimo cinco extranjeros y en diciembre se han podido reforzar. A medio plazo esta división no tiene sentido con este formato. Deportivamente no está definida su finalidad. No sabemos si es para promocionar gente joven, qué retorno obtenemos para nuestro esfuerzo. Aunque la Federación Española fomente escuelas, de nada vale si los jóvenes no juegan porque en el primer equipo fichan a cinco extranjeros. Algo estamos haciendo mal en el rugby español". El Kaleido sí basa su actual proyecto en la cantera. "Por nuestras circunstancias, por cuestión identitaria y que ya vivimos la vorágine de sobrecostes", enumera Lago. Mantenerse en Honor B, pese a todo, resulta necesario para conservar la estructura. Y a ese objetivo se aplican; ahí están, sin rendirse a la adversidad.