Continua la buena racha de resultados del Alondras, que en la tarde de ayer se impuso, no sin apuros, al Polvorín.

Los cangueses, mostraron dos caras diferentes. Una primera parte, donde dominó y creó ocasiones, a una segunda mitad, donde el protagonismo con balón corrió a cargo del cuadro lucense ante un Alondras que ofreció un juego algo más conservador.

Se adelantaban muy pronto los locales, por mediación de Mauro, que le robaba la cartera a Pedro Delgado en la salida de balón, internándose el atacante local en el área y batir con la izquierda a Cacharrón. No le pedía la cara al partido el Polvorín, que siempre tuvo intención de salir con el balón controlado. En un saque de esquina a favor de los visitantes, Marcos tocaba ligeramente en el primer palo, saliendo su remate cerca del palo derecho defendido por Nucho.

Lo intentaba de nuevo el filial lucense, con una jugada por banda izquierda que le caía a Marcos dentro del área pequeña, desviando su disparo la zaga alondrista. A pesar de esos sustos, el Alondras se mostraba ligeramente superior, llegando con más claridad al área contrincante y con más efectivos que su oponente. Pardavila tuvo el segundo, pero cuando tenía opción de pase para solo empujar el esférico, decidió por el golpeo a puerta, interviniendo con acierto Cacharrón.

Comenzaba la segunda mitad con un Alondras menos intenso y menos incisivo en ataque, que en los primeros cuarenta y cinco minutos, haciéndose claramente con la posesión del balón el Polvorín. Esa posesión no se transformaba en oportunidades claras, sí en acercamientos, pero sin remate final o al menos algún disparo entre los tres palos, que hiciera trabajar a Nucho bajo palos.

Conforme se acercaba el final del partido, el Polvorín perdía algo de fuelle, volviendo a tener el Alondras algo más de tiempo el balón en sus pies, pero falto de profundidad. Dispuso el cuadro morracense de espacios para correr y salir a la contra, haciéndolo en contadas ocasiones y bajo número de efectivos, dando facilidad al conjunto visitante, a la hora de defender.

La sentencia la tuvieron los cangueses en una doble ocasión. Primero un mano a mano de Arsen, que despejaba Cacharrón y el consiguiente rechace que caía en las botas del sueco André Osterhölm, que se topaba otra vez con la buena intervención de Cacharrón.

Con algo de sufrimiento en los minutos finales del encuentro, los tres puntos quedaban finalmente en tierras canguesas.